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La primera crisis del euro

La zona euro se asoma al vendaval

Las dificultades para activar con rapidez el plan de rescate a Grecia animan la especulación - Bruselas diseña sanciones para reforzar la disciplina fiscal

Andreu Missé

La crisis financiera griega ha puesto al desnudo la debilidad de la Unión Económica y Monetaria que lanzó el euro en 1999. El proyecto no puede seguir por más tiempo a pata coja. Es decir, sólo con un soporte sólido, el monetario, pero sin una unión económica real. Hasta ahora las solemnes manifestaciones de los líderes políticos de apoyo a Grecia, desde febrero, para tranquilizar los mercados han resultado infructuosas. Los mercados no se las creen. El coste de financiación de la deuda soberana griega no ha cesado de crecer y alcanza ya el 8%, dos puntos más que a principio de año y casi el doble antes de que se desatara la crisis el pasado otoño.

Lo más inquietante es que el problema ya no es sólo de Atenas. Ha empezado el contagio a otros países, especialmente a Portugal que ha visto un encarecimiento de su deuda hasta más del 5%. Otros Estados en observación son Irlanda, (con un 4,7% de coste de la deuda); Reino Unido (4%), Italia y España (3,9%). Mientras, Alemania consigue financiarse a un poco más del 3%.

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El encarecimiento de la deuda refleja la probabilidad de que un país haga default, o sea, que no pague. Sobre el riesgo de contagio, el presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, señaló el sábado en Washington, donde asiste a la reunión del Fondo Monetario Internacional (FMI), "que todos los países tienen mucho trabajo que hacer", pero precisó que "desde luego, España no era el caso de Grecia".

La fiebre avanza, pero la temperatura varía. Pese a la presión de esta semana en los mercados, que forzó a Grecia a pedir auxilio , la deuda pública española capea el temporal. La prima de riesgo sobre el bono alemán, la referencia europea, era mayor hace un par de meses y está aún lejos del máximo que marcó en febrero del año pasado, poco después de que S&P rebajara la nota de la deuda española. El juicio de los mercados a Irlanda, que hace un año sufría la misma presión que Grecia, también es algo menos severo ahora. El ajuste radical de su sector público, con recortes del 15% en el sueldo de los funcionarios, les ha convencido.

"Antes de que estallara la crisis de Grecia, la noción de que un país de la zona euro hiciera default, era una idea abstracta", señalan en un reciente análisis, Jean Pisani-Ferri y André Sapir, director e investigador senior, respectivamente, de Bruegel, un centro de estudios bruselense especializado en asuntos comunitarios. "No somos Argentina, era la respuesta fácil a los que expresaban preocupaciones", añaden. Pero ahora "hemos aprendido", prosiguen, "de que hay Argentinas potenciales en la zona euro y esto justifica incluso más control sobre las finanzas públicas de los socios". En su opinión, "la posibilidad de un rescate (a Grecia) puede paradójicamente reforzar, más que debilitar las reglas de disciplina fiscal y su aplicación".

Pero en Europa las decisiones son muy lentas. Después de varios meses de tanteos, Grecia se ha visto obligada a presentar la rendición y pedir la ayuda de 45.000 millones de euros que le ofrecen sus socios del euro y el FMI. Pero aunque el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn aseguró ayer que el rescate estará en marcha "a principios de mayo", la reticencia alemana es obvia. En una artículo de Der Spiegel , dirigentes de la CSU, el partido hermanado con la CDU de Angela Merkel, muestran su "escepticismo sobre si la ayuda a Grecia es conforme a la legislación de la UE y la Constitución alemana".

La credibilidad es uno de los problemas de la UEM. Por ello, Rehn prepara un plan para recuperarla. En este sentido, presentará el próximo 12 de mayo las líneas maestras para reforzar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que fija un límite máximo del 3% de déficit público y que ahora hay 20 países que incumplen. Para ello utilizará los poderes del artículo 136 del nuevo Tratado de Lisboa. El incumplimiento ha sido ostensible en Grecia, que cerró el año pasado en el 13,6% de déficit, tras tres correcciones al alza por parte de Bruselas, que no descarta que llegue al 14%. El propio Rehn reconoce que el problema del pacto es su "cumplimiento". El comisario ha anunciado que endurecerá el control en los procedimientos por déficit excesivo. "Tenemos que pensar", señala, "la manera de tratar a los reincidentes, quienes continuamente infringen las reglas". "Las sanciones son posibles" recuerda, "incluso con el actual Tratado pero no siempre se han usado efectivamente".

Otra modificación será incluir también el criterio de la deuda, de manera que también pueda ser objeto de procedimiento. Alemania estima que la salvación del euro sólo se puede asegurar con nuevas reglas, algunas de las cuales precian la revisión de Tratado, pero esto ha dejado de ser un tabú, ante la tormenta generada por el desmadre de la deuda.

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