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Columna
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"Críptidos" políticos

La criptozoología está de actualidad. Prueba de ello es que acaban de aparecer, casi simultáneamente, dos libros sobre este tema, cuyos autores respectivos son Rafael Alemán y David Rojas. Entendida como el estudio de los animales ocultos, esta disciplina a medio camino entre la ciencia y la mitología defiende la existencia de seres vivos al margen de los catálogos oficiales de zoología. Este tipo de ejemplares recibirían la denominación de "críptidos". En dicha categoría se situarían desde homínidos, como el Yeti o el Bigfoot, hasta criaturas acuáticas como la del lago Ness o el Kraken, el gigante marino de enormes tentáculos incluido por Julio Verne en su novela 20.000 leguas de viaje submarino.

Argumentan los criptozoólogos que en pleno siglo XX se admitió la pervivencia de animales que sorprendieron a la comunidad científica, como el pez celacanto, que se creía desaparecido desde el Cretácico; el dragón de Komodo o el okapi, fósil viviente mezcla de cebra y jirafa enana. Quizá para dar la razón a quienes aseguran que aún nos quedan mucho por conocer del mundo que nos rodea, hace unos días se publicaba la noticia del descubrimiento de un nuevo lagarto gigante en Filipinas, especialmente bien dotado, por cierto, pues dispone de un doble pene.

Si trasladamos el pensamiento criptozoológico al mundo de la política, habrá que aceptar que la especie de los gobernantes no corruptos aún no está del todo extinguida, aunque las apariencias nos induzcan a pensar lo contrario. El caso Gürtel está salpicando de lleno al PP, como Filesa afectó al PSOE a finales de los 80. Los Mata, Correa y compañía, como antes Juan Guerra o Roldán, son ya tristemente célebres. Y es que el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Así, el sumario Pretoria, une en el banquillo a tradicionales rivales como PSC y CiU. En nuestro entorno cercano, tampoco el PNV se libra de la ola corrupta, y afronta su particular calvario por la trama descubierta en la Diputación alavesa.

No es de extrañar que la confianza de la ciudadanía en la clase política sea nula. Según el CIS, los partidos políticos constituyen la tercera causa de preocupación de los españoles, tras el paro y la situación económica, por encima de la inmigración o el terrorismo. En uno de los últimos informes elaborados por el Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno vasco se recoge que la de político es la profesión peor valorada en Euskadi (dentro de un bloque de 12 ocupaciones), seguida por la de religioso.

El problema reside en que nuestro modelo de democracia se basa en la actividad de los partidos políticos, por lo que cabría pensar que un escepticismo absoluto hacia los mismos podría desembocar en una total falta de fe en el actual sistema de gobierno. Alguien tendrá que convencernos de que, como el okapi, el gobernante honrado no es una leyenda, sino un ser real.

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