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A Coruña culpa a la Xunta de que su planta de basuras esté en peligro

La planta coruñesa de basura de Nostián funciona "y bien", asegura el Ayuntamiento, trata "el 100%" de los residuos que recibe de la capital provincial y siete municipios (unas 190.000 toneladas anuales) y aún tendría capacidad para un 14% más. Según el gobierno local, su problema no es técnico, sino económico, y pone en el alero un modelo de tratamiento de residuos sólidos, iniciado hace ya una década, sin más financiación que la local y con trabas por parte de la Xunta.

El Ayuntamiento, según su edil de Medio Ambiente, Nieves Vázquez, desconoce cuánto tiempo podrá sostener la empresa concesionaria, Albada, "el grave perjuicio económico e importante sobrecoste" que le supone la paralización del acuerdo de colaboración e intercambio de basura firmado hace año y medio con Sogama.

Nostián asegura que tiene todo listo para que empiece a funcionar ese convenio por el que enviaría, previa reconversión en combustible de residuos (CDR), a la incineradora de Sogama, en Cerceda, las 85.000 toneladas de rechazo que genera, es decir, los residuos inorgánicos que no puede reciclar o transformar en compost. "Confío en que la Xunta dé luz verde cuanto antes, es el único problema de Nostián", insistió Vázquez durante la visita de ayer a las instalaciones coruñesas.

A un vertedero privado

Un año lleva construida la nave para tratar ese rechazo en Nostián así como la planta de recepción en Sogama, "pero la grave saturación" que padece el complejo de la Xunta, con un vertedero al borde del colapso, impide, según Vázquez, efectuar el intercambio. Albada, que gastó 12 millones en construir las naves ahora paradas, asume además el sobrecoste que le supone enviar a un vertedero privado en Sobrado dos Monxes esas toneladas de basura que podría remitir bajo la forma de combustible a Sogama. El perjuicio se eleva a 35 millones, según la concesionaria de Nostián, que denunció "la ruptura del equilibrio económico" de los servicios que presta a A Coruña y forzó al Ayuntamiento a sentarse a revisar las cifras, a la espera de que la Xunta mueva ficha.

El desacuerdo podría derivar en que la empresa, según dejó entender en días pasados, pida el rescate de la concesión. Ocho años después de entrar en servicio, la planta aún no ha sido recepcionada por el Ayuntamiento.

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