Sanidad mantendrá la concentración, pese a las dificultades de los pacientes
Más de 400 enfermos deben ir cada año a otra provincia para ser atendidos
Cada año, más de 400 pacientes deben trasladarse a otra provincia vasca distinta de la que residen para recibir atención hospitalaria. Otro número importante ha de realizar desplazamientos en ocasiones también largos, pero dentro de la misma provincia. Los servicios sanitarios que precisan no suman un número suficiente de enfermos como para crear unidades que los atiendan en hospitales de los tres territorios. Ello busca garantizar la seguridad en las cirugías, pero también supone dificultades añadidas para quienes han de pasar una estancia prolongada en el hospital y para sus familias. Pese a ello, la intención de Sanidad es mantener concentrados estos servicios en un único hospital y no garantizarlos en los tres territorios, salvo en los casos en que el mapa de recursos sanitarios que está elaborando la consejería indique al final lo contrario.
Diez prestaciones se ofrecen de forma exclusiva en un solo hospital
"Son patologías escasas en número", explica Eduardo Gárate, director de Servicios Asistenciales en Osakidetza. En una comunidad autónoma que no alcanza los 2,2 millones de habitantes, no suponen una cifra alta de casos, pese afectan a problemáticas y enfermedades de gravedad, entre otros, pacientes en listas de espera para trasplantes renales, hepáticos y de médula ósea o aquellos que precisan operaciones de neurocirugía para tratar el Parkinson o la epilepsia.
En general, estos pacientes requieren, tras sus intervenciones quirúrgicas, un seguimiento y estancias hospitalarias que se traducen en dificultades tanto familiares como económicas, ya que la situación que atraviesan resulta particularmente delicada.
Esta migración sanitaria tiene como destino principal Vizcaya, ya que el Hospital de Cruces aglutina nueve de los diez servicios sanitarios únicos (cubiertos por un solo centro) que se prestan en Euskadi. Guipúzcoa ofrece otro (trasplantes de médula ósea en el Hopital Donostia) y Álava, ninguno, detalla Gárate.
El flujo de pacientes rebasa los límites autonómicos, y Osakidetza atiende a enfermos de otras comunidades, básicamente Cantabria y La Rioja. Y ciudadanos vascos salen de Euskadi, por ejemplo para ser trasplantados de corazón en el Hospital Marqués de Valdecilla, en Santander.
Cruces recibe a todos los enfermos que necesitan una operación de cirugía cardiaca infantil -29 niños de Guipúzcoa y Álava fueron ingresados por ese motivo en el centro baracaldés en 2009- y se encarga de las operaciones de reasignación de sexo para los transexuales, que comenzaron a realizarse en diciembre pasado.
Los trasplantes son los servicios únicos más numerosos. Cruces se encarga de los renales, tanto con donantes vivos como con fallecidos -160 casos en conjunto de fuera de Vizcaya el pasado año-, y los hepáticos -127 pacientes no vizcaínos en 2009- . En neurocirugía, es el único hospital vasco donde pueden operarse pacientes refractarios a los tratamientos para el Parkinson y la epilepsia como último recurso para intentar frenar la evolución de estas enfermedades.Los trasplantes de médula ósea se limitan a San Sebastián.
Además, Cruces es el único centro hospitalario vasco que figura en la red nacional de unidades de referencia, con cuatro servicios: queratoprótesis (la reconstrucción de la superficie ocular compleja), trasplante renal y hemodinámica y cardiología infantiles. Todo el Sistema Nacional de Salud suma 90 centros y unidades de referencia.
Osakidetza cuenta, además con servicios duplicados, pero que no llegan a prestarse en las tres provincias por falta de pacientes. También aquí se aprecia la intención de Sanidad de mantener la concentración.
El ejemplo más claro es el de la cirugía cardiaca, que se realiza en Vizcaya en los hospitales de Cruces y Basurto y se concierta con la privada Policlínica Guipúzcoa en esta provincia. Los pacientes alaveses deben acudir a los centros vizcaínos. El consejero de Sanidad, Rafael Bengoa, planteó en marzo que los guipuzcoanos también lo hagan, lo que convertiría la cirugía cardiaca en un nuevo servicio único. Este paso iría en consonancia con la política de ir reduciendo los conciertos con clínicas privadas.
Las operaciones de corazón en Álava se han trasladado al debate político. El PP reivindica este servicio, que no se ha incluido en la nueva oferta sanitaria del hospital universitario alavés. A nivel médico y de gestión hospitalaria, con un número de pacientes inferior a un centenar al año, como sucede en Álava, operar no resulta rentable ni para las arcas sanitarias, ni para la seguridad del paciente y la calidad docente de la especialidad, según las fuentes consultadas.
Gárate explica que trasladar a estos enfermos alaveses permite disponer de un equipo especializado y con altos niveles de éxito en Vizcaya. Colectivos como Bihotz Bizi reclaman que en Álava se concierte el servicio con la red privada, como en Guipúzcoa.
Pese a que la mayoría de desplazamientos se realizan de Álava y Guipúzcoa a Vizcaya, las dos primeras provincias suman el número de pacientes preciso para crear un servicio de cirugía torácica -"se necesitan ambas poblaciones para que sea viable", explica Gárate-, que se ofrece en el Hospital Donostia. Vizcaya cuenta con el suyo propio.
La cirugía pediátrica es otro ejemplo. Se realiza en ese último centro y en Cruces. En Álava, pese a que en el Hospital de Txagorritxu se opera a niños de más de un año, no cuenta con una Unidad de Cuidados Intensivos pediátrica ni se practican cirugías complejas. Aquí, el desequilibrio se solucionará con el nuevo centro maternoinfantil del que dispondrá el futuro hospital universitario alavés, que desarrollará nuevas especialidades pediátricas.
![Personal sanitario prepara a un paciente para un trasplante hepático en el Hospital de Cruces.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/K44OR5LYWRIISZ4DMXAVTCVHNI.jpg?auth=a4038739c6c2216d2359bf26fef4f713f429e5938ccf76e827e68c5978ccec70&width=414)
El periplo de un infartado para reparar su corazón
Jose Ramón Larrea sufrió su primer infarto a los 40 años. Fue entonces cuando comenzó su particular periplo por Euskadi para lograr que su corazón funcionase correctamente. Recuperado hace casi ocho años de su dolencia, Larrea es miembro de Bihotz Bizi [Corazón Vivo], la asociación alavesa de enfermos del corazón que reclama desde hace años que estos pacientes puedan ser intervenidos en su provincia. Hoy tienen que desplazarse a Vizcaya y, en algunos casos, a Guipúzcoa.
El Hospital de Txagorritxu de Vitoria fue su primera parada, donde le practicaron un cateterismo. Más adelante se desplazó a Cruces para someterse a una angioplastia. Tiempo después sufrió otro infarto en el monte y tuvo que ser trasladado en helicóptero al Hospital de Galdakao, donde recibió un nuevo tratamiento. Después de otro cateterismo, Larrea fue intervenido en la Policlínica Guipúzcoa a corazón abierto.
De eso va a hacer ya ocho años, doce desde que sufrió su primer infarto, y este vitoriano relata que sigue yendo al monte, aunque se ha privado de algunas escapadas, como a los Alpes, y llevando una vida normal: "Los expertos aconsejan darle un poco de caña al cuerpo", sostiene.
"Sobre los médicos y los profesionales que me atendieron no tenemos ninguna queja, todo lo contrario", agradece. Sin embargo, recuerda las complicaciones añadidas de su particular periplo por Euskadi, sobre todo en la última fase, la de su operación. La cirugía cardiaca sólo se realiza en los hospitales de Cruces y Basurto, dentro de los servicios de Osakidetza, y en la Policlínica Guipúzcoa por medio de un concierto con este centro privado.
Larrea y su esposa trabajan y, por aquel entonces, sus hijos tenían menos de diez años. El problema de la lejanía de los centros hospitalarios no radica tanto en el factor económico: "Es una cuestión más emocional, de necesitar el apoyo de tu familia". Él explica que su intervención fue bien, pero recuerda: "Te sientes solo, asustado y no te puedes mover", por lo que resulta precisa la ayuda de familia y amigos. Su intervención coincidió con unas inundaciones que dificultaron más las cosas. Y es que todo el peso recae sobre el entorno del enfermo.
Larrea explica que los pacientes deben encontrarse estables antes de viajar para ser operados, por lo que las intervenciones a los enfermos alaveses pueden demorarse. Por ello, recuerda que el Gobierno vasco homologó al hospital privado San José de Vitoria para realizar intervenciones en 2003. Apunta que en Álava se podría ofrecer este servicio por medio de la concertación, como ocurre hoy en día en Guipúzcoa. "No exigimos un servicio específico para Vitoria", matiza.
"Y lo demás no importa"
La complejidad de los trasplantes renales motiva que los viajes en vano resulten habituales. No fue éste el caso de Coro Aldaz, presidenta en Guipúzcoa de ALCER (la Asociación para la Lucha Contra las Enfermedades Renales) y residente en Elgoibar. Ella tuvo suerte, porque la primera vez que acudió a la llamada de Cruces -único hospital vasco que realiza esas intervenciones- logró el trasplante.
Otros enfermos no tienen tanta fortuna: "En el hospital coincidí con una persona que había ido a Vizcaya 16 veces", explica. Lo normal es acudir varias veces, pero Aldaz quita hierro a las distancias: "Una vez que tienes el riñón, lo demás no importa". Cree que la obligatoriedad del traslado tiene un aspecto positivo: "Da tiempo a asimilar" la operación.
La presidenta de Transexualidad Euskadi, Andrea Muñiz, logró su objetivo en marzo pasado: completar el proceso de reasignación sexual que comenzó hace 11 años. Muñiz, quien reside en San Sebastián, relata: "Hubo complicaciones en el postoperatorio y pasé ingresada 16 días".
Durante su recuperación, su pareja no pudo estar con ella por razones económicas y por la dificultad añadida de tener que trasladarse a diario hasta Cruces. "Deberían poner facilidades para que los familiares puedan quedarse en estos casos", plantea Muñiz. Como presidenta de la asociación, ya planteó que se conceda una ayuda económica a quienes deban desplazarse. Asegura que Asuntos Sociales prometió estudiarlo. La distancia al hospital resulta para estas dos mujeres una dificultad, pero ambas coinciden en que, tras ingresar en el hospital, "es lo de menos", ya que ambas lograron su objetivo.
Los servicios únicos
- Vizcaya. Cubre en el Hospital de Cruces nueve servicios que no prestan otros centros: los trasplantes de riñón -con donantes vivos y con fallecidos- y de hígado, la cirugía cardiaca infantil, la neurocirugía para tratar el Parkinson y de epilepsia, la reasignación de sexo, la queratoprótesis y la hemodinámica infantil.
- Guipúzcoa. Concentra los trasplantes de médula ósea.
- Álava. Sus hospitales no ofrecen ningún servicio único.
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