La corrupción pasa factura al PP
Los populares han perdido dos puntos de estimación de voto en un mes
Los efectos de la corrupción han caído como una losa sobre el PP. La primera encuesta realizada después de que se haya levantado el velo del secreto del sumario del caso Gürtel muestra que la corrupción pasa factura a ese partido, por los hechos conocidos y porque los ciudadanos consideran que no está siendo adecuada la respuesta de Mariano Rajoy al escándalo.
Según la encuesta mensual de Metroscopia, el PP sigue siendo el partido con mayor respaldo y está en condiciones de ganar unas elecciones generales, pero ha perdido dos puntos de estimación de voto en sólo un mes. En marzo la ventaja de los populares sobre el PSOE alcanzó un máximo por encima de los seis puntos; ahora, un mes después, se ha reducido a cuatro.
En ese periodo de tiempo se ha producido una nueva detonación del caso, amén de la virulenta explosión del proceso contra Jaume Matas. Ha coincidido además con la reacción política del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero a la crisis, con la negociación del llamado Pacto de Zurbano.
La reacción tibia y tardía de Rajoy era explicada por sus colaboradores como fruto del convencimiento de que al final tiene más coste político el paro y la crisis que las acusaciones de corrupción. Pero el resultado de la encuesta desmiente esta tesis y penaliza la estrategia impuesta por el líder del PP, basada en evitar gestos rápidos y enérgicos.
Los errores y silencios de Rajoy vuelven a beneficiar al PSOE, que en un mes gana medio punto, mientras que el PP pierde 1,6 puntos. Los socialistas obtendrían el 37,8% de los votos, todavía más de seis puntos por debajo del resultado electoral de hace dos años. El PP lograría el 41,8%, es decir, 1,7 puntos más que su resultado de los últimos comicios generales. No es descartable que haya una bolsa de voto oculto al PP, avergonzado por el escándalo, aunque compensado por lo que podría movilizar de apoyo en el último momento el PSOE para evitar un triunfo de los populares.
La mejor noticia para los socialistas sería consolidar esta tendencia, de forma que el deterioro de su expectativa de voto por la crisis económica hubiera tocado fondo ya, coincidiendo con el ecuador de la legislatura y con tiempo suficiente para remontar antes de 2012. Para el PP, la lectura más negativa sería comprobar que cabalgar sólo a lomos de las cifras económicas negativas, apostando todo a esa carta, no garantiza el triunfo electoral.
De hecho, es significativa la conjunción de varios resultados que dan un cierto respiro al Gobierno después de meses de malas noticias encadenadas: ha bajado el porcentaje de españoles que creen que el PP ganará las próximas elecciones generales, y han mejorado las cifras de valoración de Zapatero. Y todo ello a pesar de que la opinión sobre la crisis económica y el final de la recesión se mantiene en los mismos niveles de pesimismo que en las últimas encuestas.
En los sondeos de febrero y de marzo, el 62% de los encuestados aseguraba que ganaría el PP, mientras que ahora ese porcentaje ha descendido al 56%. El PSOE ha conseguido, como mínimo, frenar la tendencia negativa y la creciente imagen de final de ciclo. Y los casos de corrupción han minado las posibilidades de los populares. Hace un mes, el 62% de los españoles desaprobaba la gestión de Zapatero; ahora ese porcentaje es del 58%. El Gobierno espera que esa tendencia se mantenga o incluso acelere a medida que se vaya percibiendo una mejora de la situación económica. Para eso, además, ha lanzado una ofensiva política con la imagen del Pacto de Zurbano que, aunque no haya terminado en una foto por el rechazo del resto de partidos, al menos sí se ha concretado en un decreto con 30 medidas que apoyarán prácticamente todos, incluido el PP. No es exactamente lo que querían cuando arrancaron, pero algo es. El Gobierno pretende que esos acuerdos le blinden políticamente de las reiteradas acusaciones de inacción ante la crisis. Esa estrategia se completa con el paréntesis en la sucesión continua de traspiés y rectificaciones de los miembros del Gobierno, que tanto daño hicieron al PSOE en los dos primeros meses de este año.
La ligera mejora de Zapatero se refleja también en el aumento del nivel de confianza de los ciudadanos en él. El presidente del Gobierno sigue teniendo un balance negativo entre los que aprueban su actuación y los que le suspenden, pero ha ganado 10 puntos en un mes. Su consuelo es además que la valoración del líder de la oposición no sólo no remonta sino que cae en picado, hasta duplicar ya la nota negativa de Rodríguez Zapatero
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