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Reportaje:UN COTILLEO ENVENENADO

Bulo de Estado

Un rumor conyugal relativo a Sarkozy y Carla Bruni acaba en asunto nacional por la mezcla explosiva de Internet, la prensa amarilla y la histeria de algún político

Antonio Jiménez Barca

Esta es la historia de un jugoso, pero inofensivo, rumor conyugal relativo a Nicolas Sarkozy y Carla Bruni que ha acabado convirtiéndose en un asunto de Estado tras la incorporación de varios elementos que juntos convierten cualquier cosa en una mezcla política explosiva: la rapidez meteórica de propagación de internet, la intervención algo paranoica de un consejero presidencial, la inclusión de una furibunda ex ministra venida a menos apartada del poder, la irrupción de la prensa británica, una investigación de la policía algo fantasmal y la declaración de la mujer del presidente de la República, madame Bruni-Sarkozy, en la radio con la intención -no lograda- de aplacar la marea y desactivar la bomba de relojería en la que estaban sentados.

El asesor presidencial Pierre Charon llegó a asegurar que el cotilleo responde a una conspiración

Todo empezó en Twitter: hace más de un mes y medio, un becario de una cadena audiovisual francesa anotó un mensaje: "Oído en la máquina de café: Sarko+Carla, over". El mensaje se reprodujo en las redes sociales aquí o allá, se mezcló con otros parecidos que venían de días atrás, se unieron a una alusión críptica en una entrega de premios musicales que engordó a su vez la bola, hasta que el 9 de marzo, bajo el seudónimo Mik107, alguien escribió en un blog de Le Journal du Dimanche: "¡Noticia bomba! Tras Haití, Chile y Turquía, damos cuenta de que el Elíseo ha sido afectado por un terremoto de una magnitud nueve en la escala de Richter". Después aseguraba que la pareja presidencial se encontraba al borde de la ruptura y hasta citaba los nombres de los nuevos acompañantes de Sarkozy y su esposa: la secretaria de Estado de Medio Ambiente, Chantal Jouanno, y el músico Benjamín Biolay.

El blog en cuestión duró poco: horas después de su aparición en pantalla fue borrado y sustituido por el siguiente mensaje: "Dado que se atenta gravemente contra la vida privada, la redacción del JDD.fr ha decidido suprimir este post".

Demasiado tarde: el periódico sensacionalista The Sun ya había recogido en su propia web el rumor, convirtiéndolo en noticia publicable al citar como fuente "el prestigioso periódico dominical francés Le Journal du Dimanche". La prensa francesa, celosa de la vida privada de sus políticos, dejó el tema de lado. La europea, no: hubo artículos, reportajes y llamadas en primera página. De hecho, el 12 de marzo, tres días después de la aparición del blog, un periodista preguntó a Sarkozy en Londres, en una rueda de prensa conjunta con Gordon Brown, sobre lo publicado sobre su separación. El presidente francés respondió, malhumorado, que no iba a perder en eso "ni un microsegundo". Los periódicos franceses dieron cuenta del desmentido de forma discreta y todo el mundo dio por enterrado el asunto.

Todos, menos Pierre Charon, asesor del presidente de la República, que el domingo, en una entrevista a un periódico digital, aseguraba que la filtración del rumor obedecía "a una especie de complot organizado con los movimientos financieros". Y lo explicaba: "El hecho de que estos rumores hayan sido propagados en la prensa inglesa, alemana y suiza hacen pensar en un complot, dado que Francia se prepara a presidir el G-20 en 2011".

Los respetuosos periódicos franceses, al observar algo estupefactos que el caso tomaba un sesgo político -impulsado por el mismo Elíseo-, reprodujeron, con la ironía y la reserva que merecían, las opiniones de Charon sobre el supuesto complot contra la pareja presidencial alentado desde oscuros y poderosos despachos financieros de Londres o Berlín. Mientras, Le Journal du Dimanche, propiedad del empresario Arnaud Lagardère, amigo de Sarkozy, había echado a un responsable de su página de Internet y al periodista encargado del blog origen de la polémica.

A todo esto, el periódico satírico Le Canard Enchaîné y el mismo Le Journal du Dimanche aseguraban que el entorno de Sarkozy atribuía el origen del bulo a alguien más concreto, más pegado a la realidad y nada sospechoso de operar para complots internacionales de financieros del G-20: Rachida Dati, ex ministra de Justicia, ex portavoz de Sarkozy durante la campaña electoral, ex colaboradora favorita del presidente, amiga de la ex esposa del líder, Cecilia. Nunca muy amiga de Carla. Caída en desgracia tras su calamitoso paso por el ministerio, Dati fue destituida en 2009, apeada del poder, apartada de los círculos presidenciales, exiliada en el lejano Parlamento Europeo, desde donde aseguró a una amiga en septiembre, sin saber que la estaban grabando: "No puedo más, no puedo más".

¿Una suerte de venganza política por haberla desterrado? ¿Una rabieta porque Sarkozy le ha privado, como asegura Le Canard Enchaîné, de coche oficial? Hace unos días, Charon deslizó delante de un grupo de diputados que la policía investigaba las llamadas de Dati a la búsqueda de pruebas.

El martes, harta, Dati saltó a la palestra con un comunicado en el que protestaba "con indignación" por la situación. El miércoles, en una radio francesa, añadía, de viva voz: "No tengo miedo de nada, pero todo esto tiene que parar ya". Y añadió: "Los rumores, las calumnias, los comentarios sobre la vida personal son absolutamente inadmisibles. He sido acusada indirectamente y lo encuentro extremadamente escandaloso".

Paralelamente, ministros y diputados del centro-derecha cerraban filas (y la boca) para que la historia, no muy edificante y no muy útil desde el punto de vista electoral, acabara cuanto antes.

Y en un decisivo intento para clausurar definitivamente el caso, horas después de que Dati hablara en una radio, la mismísima esposa del presidente se presentó en otra, Europe 1, propiedad también del grupo Lagardère, para aclarar que ni él ni su marido creen ser víctimas de ningún complot; que los rumores son inevitables, poco agradables, pero que ni ella ni Sarkozy les otorgan ninguna importancia y que el asesor Charon había hablado empujado por la amistad, pero que no era su portavoz.

"Los rumores están ahí. Siempre estarán ahí. (...) Y Rachida Dati sigue siendo nuestra amiga. Las acusaciones que le señalan a ella como culpable son rumores, y yo no creo en los rumores", añadió Carla Bruni.

Luego sentenció: "No hay ninguna investigación policial sobre este asunto. Es inimaginable decir una cosa así".

Todo terminado, pues. ¿Todo? No, claro. Bernard Spuarcioni, alto cargo policial, aseguraba minutos después, contradiciendo a la primera dama, que la investigación en torno al blog y al rumor sí que se había producido.

Así que... continuará...

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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