Protección animal
Cualquiera que se dé una vuelta por países como Alemania, Reino Unido, Holanda, Francia y otros podrá comprobar cómo las protectoras-refugio para animales abandonados son verdaderas instituciones fuertemente enraizadas en las sociedades de aquellos países, vistas como un auténtico bien social y ecológico, que hay que cuidar y mantener con esmero. Ningún político responsable y competente osaría eliminarlas. En la mayoría de los casos están regidas por juntas directivas formadas por representantes de diferentes sectores sociales, políticos, económicos y ecológicos, que garantizan la digna pervivencia de estas protectoras.
Por otro lado, sus instalaciones son amplias y modernas y en ellas los animales recogidos pueden llevar una vida acorde con su propia etología, lo que les proporciona garantías de una estancia digna hasta su adopción. Ni que decir tiene que de sacrificios, nada de nada. Está considerado un delito duramente sancionado.
¿Hasta cuándo en España vamos a seguir tolerando precarios y tercermundistas centros de recogida de animales? ¿Hasta cuándo muchos municipios seguirán optando por el sacrificio de los animales abandonados?
Mientras las asociaciones protectoras sigamos siendo vistas por las instituciones públicas como un mal menor que resulta útil, nunca avanzaremos por el camino europeo.
