_
_
_
_
Reportaje:

El ensayo general del Xacobeo

Cientos de peregrinos se encuentran con las nuevas normas para visitar la catedral

Pablo Linde

Era el ensayo general del Xacobeo. Así definió el alcalde de Santiago a estos días festivos. En el primero, ayer, todos los actores estaban en sus puestos y el vestuario era ya el mismo que se verá durante el gran estreno del verano. Los guardias de seguridad y los policías esperaban uniformados a los peregrinos en las puertas de la catedral. Estos, que llegaban por centenares a la ciudad, iban ataviados con sus bastones, sus ropas embarradas del camino y sus mochilas. Y justo aquí era donde había que poner a punto las interpretaciones de unos y otros. Ayer fue el primer día en el que no se permitía meter grandes bultos en el templo. Aunque a veces la actuación chirriaba - había falta de entendimiento entre los intérpretes y algunos no aceptaban de buena gana el papel que les había tocado- la improvisación, al final, solía salir bien.

La carraca volverá a sonar hoy y mañana después de 40 años
Se puede acceder al templo por Praterías y las mochilas están prohibidas

El siguiente guión, con algunas variaciones, se repitió decenas de veces a lo largo del día en la puerta de la plaza del Obradoiro:

-No, por aquí no se puede pasar, es sólo para salir.

-Pero entonces, ¿tenemos que hacer esa cola enorme en la puerta de atrás?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

-Esa es para entrar a la cripta, si quieren ir a misa tienen que acceder por Praterías, en el lateral, a la izquierda.

-¡Pues vaya lío que tenéis montado!

El diálogo, entre un guardia de seguridad y un grupo de peregrinos vascos algo enojados por los rodeos a la catedral que tuvieron que dar antes de entrar en el templo, se produjo unos minutos antes de las 12.00, a la hora que empezó la que probablemente es la misa del peregrino con más público en lo que va de año.

En torno a la puerta de Praterías también se formaba una cola, pero bastante ordenada y rápida. Mucho más ágil que la que había en la Quintana con los peregrinos que quieren entrar por la Porta Santa para abrazar al santo, acceder a la cripta y ganar el jubileo. Los accesos permanecían custodiados por dos agentes del Cuerpo Nacional de Policía y por otros tantos guardias de seguridad privada, que estaban pendientes para que se cumpliese la advertencia del cartel que desde ayer precede al acceso a la catedral: "Prohibido entrar con mochilas".

También tienen la misión de revisar los bolsos que consideren oportunos. Pero ya sea porque no vieron a muchos sospechosos o por no ralentizar la fila en las horas punta, esta medida solían pasarla por alto. Con lo que fueron implacables fue con los bultos mayores, que hicieron llegar tarde a la misa a quienes iban con el tiempo ajustado. Debían ir hasta la Oficina del Peregrino, donde por un euro custodian las mochilas durante todo el día. Tiene capacidad para un millar y a lo largo del día recibió alrededor de 500. Está organizado de tal manera que al peregrino apenas le roba un minuto de su tiempo. Llega, paga el euro, le dan un resguardo y los empleados de la oficina se encargan de colocar los equipajes en la taquilla después de pasarlos por un escáner.

La medida inaugurada ayer resultaba muy cómoda para algunos, pero indignaba a otros que pretendían entrar en la catedral con la mochila que habían llevado al hombro durante el Camino. Un grupo de tres chicas de entre 18 y 20 años aguardaba a las puertas del templo para entrar por turnos y que las que esperaban fuera custodiasen los bultos. "Cuesta un euro, y aunque no es mucho dinero, nosotras ya vamos muy justas después de una semana de peregrinación. Con el rollo del Xacobeo te sacan todo lo que pueden", se quejaba Eva, una de ellas.

Pero la mayoría era comprensiva e incluso agradecía este servicio, que les permitía visitar la ciudad sin cargas desde las nueve de la mañana hasta las nueve de la noche. "Lo dejas todo en pleno centro y puedes estar más tranquilo el resto del día", explicaba Alfonso, un argentino que ayer pisaba por primera vez Santiago. Tras dejar la mochila, se dirigía a la misa del peregrino, que se celebró con los bancos y los pasillos abarrotados.

La de hoy, previsiblemente igual o más multitudinaria, tendrá además el aliciente de que sonará la carraca de la catedral, ubicada en la torre de la fachada del Obradoiro. Se escuchará en Santiago por primera vez después de más de 40 años. Aunque no es la original, que está en restauración, sonará una réplica construida como el modelo en el que se inspira, hecha en madera de castaño. Recupera la antigua tradición de usar este tipo de percusión en lugar de las campanas como símbolo de duelo por la muerte de Cristo. El estruendo se podrá escuchar hoy a las 12.00 y a las 18.00 y mañana a las 12.00, a las 18.00 y a las 22.00.

El Domingo de Resurrección permanecerá en silencio. Ese mismo día caerá el telón de este ensayo general del Xacobeo.

Unos guardias indicaban ayer a los peregrinos dónde tenían que dejar sus mochilas.
Unos guardias indicaban ayer a los peregrinos dónde tenían que dejar sus mochilas.PATRICIA SANTOS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_