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La historia de un palacio histórico

La dinamita acabó con el edificio en 1938

Los puentes de Torroja, en primera línea de fuego, resistieron la guerra

El complejo de La Moncloa alberga en la actualidad edificios de época y nueva construcción. Entre los últimos, el denominado de Semillas Selectas, hoy una de las sedes de Vicepresidencia del Gobierno. Posee una sala para el Seguimiento de Situaciones de Crisis y un refugio antinuclear.

Al estallar la Guerra Civil en 1936, antes de ser inaugurada la primera facultad de la Ciudad Universitaria, el palacio de La Moncloa fue escenario de feroces combates. El 20 de noviembre, tropas moras al servicio de Franco cruzaron el Manzanares y se instalaron en su contorno.

Según relata en el libro ahora publicado por Juan Antonio González Cárceles, arquitecto y profesor de Estructuras de la Escuela de Arquitectura de Madrid, "el 1º de marzo de 1938 dinamiteros republicanos colocaron una carga lineal de 10 toneladas de explosivos en las inmediaciones del palacio para detener el avance de las tropas de Franco". La penetración fue truncada. Los partes de guerra de aquellos días definían así los estragos causados por la deflagración: "El monte se desplazó".

Sin embargo, las tres grandes obras de ingeniería y arquitectura del ingeniero Eduardo Torroja quedaron indemnes. Hoy, no obstante, sólo son visibles unos pocos arcos del gran puente, tres huecos convertidos en almacenes del Ayuntamiento y de la Universidad Complutense.

La estación tranviaria quedó semienterrada y el Puente del Aire y el arroyo Cantarranas fueron sepultados al explanar el terreno adyacente del Instituto del Patrimonio Histórico, llamado La corona de espinas, construido por Fernando Higueras y Antonio Miró. La cubrición del arroyo desplazó las colonias de termitas del subsuelo. Desde entonces, protagonizan voraces acometidas.

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