El éxito de la realidad
Las razones por las que, en televisión, también nos atrae lo normal, lo corriente, lo cotidiano, hay que encontrarlas en la fascinación que nos producen los procesos de identificación y en el potencial evocador y transportador de las imágenes audiovisuales rodadas en cámara subjetiva (cuando el ojo, es el objetivo; y la cámara, la cabeza del espectador). Diversos programas están liderando las audiencias con propuestas que, a priori, parecerían poco atractivas por poco espectaculares o porque sus protagonistas no son personajes públicos o por estar rodadas con un estilo make in off o de reportaje aparentemente amateur. Pero hay explicaciones más profundas que revelan el potencial de la cultura de la simplicidad cuando muestra autenticidad.
- La pantalla como ventana. Algunas propuestas ofrecen la posibilidad de vivir una experiencia de viaje como voyeur, observar y mirar sin ser mirados. Satisfacen curiosidades más que facilitan información. Generan conocimientos básicos, aunque fragmentados, que permiten la conversación cotidiana, reafirman planteamientos propios muy cercanos al prejuicio o al cliché, provocando también deseo e interés. Es ver el mundo a través de una mirilla.
- La realidad supera la ficción. El hiperrealismo muestra y expone la realidad sin filtros, sin la decodificación del periodista que se convierte así en facilitador más que en narrador o contextualizador. El hiperrealismo, también, es la clave del éxito de muchos de los videojuegos actuales, que utilizan el potencial de las nuevas tecnologías para forzar el efecto mimético y de realidad amplificada. No necesitamos desarrollar actividades abstractas o entender una vida extraña, ajena y diferente, sino que como indicaba Giovanni Sartori en Homo Videns, la primacía de la imagen, es decir, de lo visible sobre lo inteligible, lleva a comprender por visión e identificación.
- La sociedad transparente. Nuestra sociedad avanza rápidamente a una fusión e integración de los espacios públicos y privados. Una sociedad que transforma el deseo de saber en exigencia de ver, aquí, ahora, rápido y tal cual es, cualquier realidad, la propia y la desconocida. Esta exposición permanente, casi compulsiva, por mostrar la identidad la vemos reflejada a menudo a través de textos, imágenes o vídeos colgados en las redes sociales. Esa es una de las muchas razones del éxito de YouTube, que cualquiera puede ser protagonista, compartiendo y difundiendo imágenes a todo el mundo, de una manera sencilla y rápida.
- Protagonistas sin actuar. Sentir que el escenario, la situación, la conversación o el protagonista de lo que ves es "como tú" (normal, corriente, sencillo, casi vulgar), permite una fuerte identificación con la propuesta audiovisual. En esta nueva autenticidad radica una parte muy significativa del éxito de estas ofertas audiovisuales: soy yo quien mira y... quien podrá estar ahí.
Antoni Gutiérrez-Rubí es asesor de comunicación.
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