Equilibrios
Decía Joan Majó el pasado miércoles, en estas mismas páginas, que Barcelona tiene algunos referentes significativos como ciudad en el mapa de la globalización. La lista me pareció corta y sesgada. Corta, ya que cada uno tiene sus legítimas preferencias, y sesgada, ya que apuntaba básicamente a infraestructuras educativas, culturales y de investigación, como las que atraen y podrían seguir atrayendo cerebros y personas significativas para que decidieran venir a vivir a nuestra ciudad.
El artículo del amigo Majó coincidió con la noticia del plan de usos del distrito de Ciutat Vella que presentó la concejal Itziar González y con el anuncio conjunto de la Generalitat y el Ayuntamiento sobre la extensión de las salas de tratamiento de dependencias (drogas, alcohol y tabaco) hacia distintos puntos de la ciudad. Desde mi punto de vista, el atractivo de Barcelona es y debe seguir siendo la capacidad de pensar desde la perspectiva que apuntaba Majó, pero al mismo tiempo trabajar para que instalaciones como el Liceo, el Museo Picasso y Sant Pau del Camp puedan seguir siendo accesibles y disfrutables, sin tener que expulsar a nadie de la ciudad ni rodearlas con escuadrones de policía. Y creo que es precisamente el equilibrio (inestable) que muestra la ciudad entre necesidades de las élites y necesidades sociales lo que la hace especialmente atractiva en plena época de creatividad y de cambio de paradigmas
Cuando apenas falta un año para que se celebren las elecciones municipales, no deberíamos equivocarnos al establecer prioridades desde posiciones de progreso. Que el Partido Popular se atreva a decir que no está de acuerdo en extender las salas de venopunción, ya que ello extiende los riesgos de infección, me parece coherente con el modelo de ciudad que ese partido insinúa defender. A los que creemos en una ciudad capaz de mantener sus equilibrios sociales nos interesa ahora destacar el trabajo hecho en este sentido por el Consistorio. Celebro que en Ciutat Vella se haya mantenido la cabeza fría ante tanta provocación y manipulación mediática, y ante cierta sensación de acoso y de soledad con relación al trabajo de la concejal que me pareció percibir en distintas fases especialmente complicadas. El plan de usos y el plan de barrio que se anuncia pueden servir para que, por ejemplo, los científicos, los turistas y los aprendices de empresario puedan seguir visitando museos y asistiendo a las representaciones de ópera, en una Barcelona equilibrada e inclusiva.
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