La corrupción de la decepción
Lo bueno y lo malo de los pueblos es que todo se sabe. Alguien gasta 66.000 euros en metálico en joyas o le paga 64.000 euros en billetes al albañil, 50.000 al electricista, se gasta 40.000 en televisores y 55.000 en la tienda de muebles y se acaba sabiendo. Especialmente si uno ha sido ministro de Aznar y dos veces presidente de la comunidad. Palma no es un pueblo, pero la insularidad ha reforzado la omertá que ha permitido que la desfachatez y el delito se hayan convertido en pauta de comportamiento político.
Como en muchos otros lugares de España, especialmente si están tocados por el turismo y un paisaje extraordinario con el que especular sin remordimientos, la corrupción carcome el sistema político.
¿Quién capitalizará el descontento? ¿Sabrá alguien hacerlo sin caer en el populismo? ¿Ganará el PP como si nada hubiera pasado?
Los procesos contra la corrupción son en Baleares un ciclón que ha arrasado la confianza ciudadana en buena parte de la clase política. El caso Palma Arena, la construcción de un velódromo con una pista no homologada y con un ascensor que lleva a un descampado, partió de la incógnita de por qué una obra presupuestada en 41 millones de euros acabó costando 110 a la Administración pública. De momento, con más de 30 imputados y más de 200 interrogatorios policiales, se buscan respuestas. Las preguntas se suceden y los fiscales anticorrupción van ampliando la causa que imputa al ex presidente Jaume Matas hasta nueve delitos. Del velódromo, los investigadores han pasado a ocuparse del incremento de patrimonio del ex presidente y de la presunta financiación irregular del PP.
De las escuchas telefónicas aportadas al sumario, destaca una llamada de Matas al fiscal jefe de Baleares. Matas pretendería su apoyo moral para hacer frente a los fiscales anticorrupción. En apuros, se recurre a los amigos y se intenta cobrar en especies las relaciones sociales y las agradables salidas en barco. Matas ha sido un experto en cultivar una imagen de pulcra eficiencia y risueñas relaciones políticas y empresariales. Pero ahora le flaquean los apoyos. El fiscal no acudió a su llamada para intimidar a la fiscalía anticorrupción y en el PP le llaman pocos, aparte de Zaplana. El líder, Mariano Rajoy, continúa esperando que los demás se hundan. En Madrid le resulta más difícil porque Esperanza Aguirre le despierta con ideas de torero, pero Palma queda lejos en primavera. Tras calificar de "hombre limpio" al heredero de Matas y de Estaràs, la dirección del PP disimula y José Ramon Bauzá, el nuevo presidente del partido, ha aprovechado para viajar a Argentina.
Rajoy no olvida y se la juró a Matas cuando, tan sólo un mes después de la derrota electoral, anunció que dejaba la política, a pesar de la orden expresa a los barones de aguantar. La condena del ex presidente Cañellas no fue efectiva porque prescribió su delito de cohecho en el caso Sóller. Su sucesor, Cristòfol Soler, pretendió una política independiente que le hizo caer y Matas llevó al PP al poder con sus dos legislaturas (1996-1999 y 2003-2007). Pero el partido le responde desde Buenos Aires calificándole de "pasado", aunque el temor es si Matas arrastrará otros nombres.
El portavoz parlamentario Francesc Fiol, comprensivo, asegura: "Todo el mundo tiene sus pecados". Algunos más que otros, de los 16 casos de corrupción correspondientes al periodo 2003-2007, uno afecta a los socialistas, cuatro a Unió Mallorquina y el resto al PP.
Dos ex consejeros de turismo del Gobierno de Antich, Miquel Nadal y Francesc Buils (UM), han sido detenidos y la presidenta del Parlamento ha evitado la cárcel con una costosa fianza.
Unió Mallorquina ha caído en desgracia a pesar de ser el partido bisagra por excelencia. No por sus ideas, sino por su útil ausencia de ellas y por su capacidad de adaptación al medio político y al crecimiento por riego de subvención. Según los casos abiertos de Son Oms, Can Domenge, la carretera de Palma a Manacor, Voltor (sector turístico), Maquillaje (sector audiovisual), se habrían desviado 104 millones de euros. Esta cifra es equivalente al presupuesto del Departamento de Vivienda.
La princesa a la que el sucesor en la alcaldía de Costitx definía como un "milagro" ha sido destronada y le quedan la vanidad y el bolso.
La resolución del caso Matas es básica para la calidad democrática. El crecimiento económico rápido, la estructura de ricos propietarios rurales más el aluvión de trabajadores temporales han permitido una desestructuración ciudadana creciente.
¿Quién capitalizará el descontento? ¿Sabrá alguien hacerlo sin caer en el populismo? ¿Volverá a ganar el PP como si nada hubiera pasado?
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