Días brillantes
Me ha telefoneado una mujer, me ha dicho que se llama Rita, que estaba haciendo una encuesta para el Ayuntamiento y que quería hacerme unas preguntas; le he dicho que adelante, que disponía de unos instantes. El sondeo fue interminable; a Rita le interesaba mi opinión sobre muchas más cosas de lo que le interesa a mis parientes y amigos, que, como la inmensa mayoría de la humanidad, en general, prefieren, con mucho, emitir sus opiniones que escuchar las ajenas. (¿Usted también ha observado tan curioso fenómeno?). El problema era que no tengo opinión formada sobre casi nada de lo que me ha preguntado Rita. Me pedía, por ejemplo: "Valore entre 1 y 10 la actuación de la Guardia Urbana". Y yo ¿qué le iba a decir? Puestos a decir algo la puntúo con un 8. "¿Cree que el tranvía tiene que pasar por la Diagonal?". He respondido: "pues no sé, la verdad es que me es indiferente". "¿En la Diagonal debe haber una rambla central o dos laterales?". "Me parecen bien las dos opciones". "¿Debería haber un carril bici?". "Claro, que pasen las bicis, si no es mucho trastorno". "Valore de 1 a 10 el control de velocidad en los accesos a la ciudad". "Le pongo al control de velocidad... un 8". "Valore la higiene de su barrio, del 1 al 10". Y yo: "a la higiene, un 9". "Valore, del 1 al 10, la eficacia de la red de metro". "¡La valoro con un 9!". "Valore la programación de BTV, del 1 al 10". Yo: "¡un 8!".
Yo creo que he estado bien y que ella se habrá quedado contenta. ¿Pero a qué me recuerda esta conversación? Ah, sí: hace años, estando en Londres, me enviaron al videoclub de la esquina con el encargo de alquilar una película. En los estantes vi una que parecía interesante, pero quise asegurarme y le pregunté al dependiente: "¿Ha visto usted esta película, qué le parece?". Era un joven melenudo, con barba rojiza; me respondió: "Oh, it's brilliant!". Estuve a punto de alquilarla, pero entonces vi otra que parecía también interesante, y volví a preguntar: "¿Y ésta, me la recomienda?". "Briiiilliant", aseguró el dependiente. Y también la tercera era "brilliant". Al fin le pregunté: ¿Qué pasa, es que le gustan todas las películas? Respondió: "No, but today is my 'brilliant' day".
Sí, hoy es mi día brillante. Llama sin miedo.
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