Las encuestas castigan el desaire a Obama
Hay pocas cosas que soporte peor el electorado israelí que el hecho -patente esta semana- de que su Gobierno ande a la greña con la Casa Blanca. La reunión que confirmaron ayer funcionarios israelíes entre el presidente Barack Obama y el primer ministro Benjamín Netanyahu, el martes, puede ayudar a amainar la tempestad procedente del Atlántico.
Pero la reyerta política entre ambos líderes, tras la humillación padecida por el vicepresidente Joseph Biden la semana pasada en Jerusalén después del anuncio de ampliación de una colonia, ya le ha acarreado al jefe del Likud otro disgusto, éste en el panorama político interno. Según una encuesta difundida ayer en el diario Yediot Ahoronot, el 64% de los consultados no se identifica con el Gobierno de coalición.
El sondeo otorga a Kadima 32 escaños (cuatro más) por 29 del Likud (dos más). Y es que el votante medio israelí lleva mal que su jefe de Gobierno no disfrute de cierta complicidad con el presidente de EE UU. El ex líder de Kadima, Ehud Olmert, y su sucesora, Tzipi Livni, eran recibidos con sonrisas y cenas en privado. Netanyahu, no. Y a su canciller, Avigdor Lieberman, ni se le espera. En otro sondeo, éste publicado ayer por el diario Haaretz, el 69% de los israelíes considera que Obama, es justo y amistoso con su país frente a un 27% piensa que es antisemita.
Una parte de los votantes laboristas, que se sienten engañados por su líder, Ehud Barak, parece haber cambiado de bando. Nunca se reconciliaron con la idea de que Barak continuara como ministro de Defensa en un Gobierno tan escorado a la derecha. Los laboristas caen de 13 a ocho escaños, según el sondeo del Yediot Ahoronot, casi los mismos asientos en la Kneset que gana Kadima.
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