La marcha del consejero aúpa a los otros pretorianos de Aguirre
Fernández-Lasquetty, ligado a la FAES y de perfil político, pasa a primer plano
Las elecciones autonómicas asoman la nariz por el horizonte, aunque aún sea lejano. Se aproxima mayo de 2011. Y algunos de los perfiles más políticos del Gobierno de Esperanza Aguirre avanzan en el organigrama. Javier Fernández-Lasquetty, 44 años, hombre de confianza, trabajador de partido, perfil flexible pero fondo de sílex, asciende a Sanidad desde Inmigración. Manejará mucho más presupuesto. Y tendrá que asumir uno de los puestos más a la intemperie ante las críticas de la oposición. De ser una figura sigilosa dedicada al engranaje interno de su formación en Madrid pasa a la vanguardia de la batalla ideológica.
Un papel que se ajusta a sus características. Afiliado en 1982 al PP, ha estado cerca de Esperanza Aguirre en el Ayuntamiento de Madrid, el Ministerio de Educación, el Senado y el selecto grupo que la acompañó en la aventura regional en 2003. Pero desde 2002 ha gravitado en torno a los think tanks populares. Ha sido secretario general de la FAES. En 2007 se hizo cargo de Inmigración. Liberal sin fisuras, también se siente cómodo en los foros más próximos al conservadurismo religioso.
Lucía Figar, consejera de Educación, reemplazará al dimitido Juan José Güemes en la portavocía del partido regional. Otra persona muy ligada por lazos de lealtad y afinidad a Aguirre. Más amable, menos tendente a meterse en la batalla dialéctica, pero de probada adhesión.
La tercera ficha implicada en este movimiento es Paloma Adrados. Aglutinará a Inmigración dentro de sus competencias actuales, Empleo y Mujer. Ha adquirido una cierta fama dentro del Ejecutivo de gestora eficaz. También tiene presencia
en los órganos políticos y está en el Comité Ejecutivo Nacional y la Junta Directiva del PP.
Fernández-Lasquetty expresó ayer su "vértigo" por hacerse cargo de "un sistema de sanidad". Sus colaboradores más estrechos le dieron la enhorabuena y él mismo entendió su tarea como un ascenso. Desde algunos círculos se había especulado con que el ex consejero de Inmigración podría ser "el tapado" para convertirse en la mano derecha de la presidenta.
Lasquetty, sigiloso y hábil sorteando charcos, ha mantenido una política de cuantiosas subvenciones a entidades muy ligadas a su partido o a grupos religiosos integristas, como los Legionarios de Cristo. Su consejería ha sido una de las más afectadas por los contratos de la trama Gürtel y el antiguo viceconsejero, Carlos Clemente, está imputado por esta causa.
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