Un régimen de tiranos
La diferencia entre las reacciones ante la huelga de hambre de Aminetu Haidar y la de Orlando Zapata reside en que el régimen político marroquí es de derechas y el cubano, de izquierdas. Hay una solidaridad implícita entre los conservadores y cualquier régimen derechista; lo mismo ocurre entre la gente de izquierda y un sistema político socialista, aunque sea dictatorial. Y las excepciones producen escándalo entre los correligionarios: Arthur Koestler fue de los pocos intelectuales comunistas que condenó la invasión de Hungría por el Ejército soviético en 1956, y lo cubrieron de improperios.
¿Es usted de derechas? La dictadura de Pinochet, dentro de que era una dictadura por supuesto, tuvo efectos beneficiosos en la economía del país tan destruida; Allende fue responsable de todo; prácticamente obligó a los militares chilenos a dar el golpe de Estado. Eso sí, el régimen de Fidel Castro es una tiranía de asesinos.
¿Es usted simpatizante de izquierdas? Pinochet, la CIA, Kissinger, asesinaron al presidente legítimo de Chile, mataron a mucha gente y el estadio nacional de Santiago fue durante semanas muestra del oprobio del país. Hombre, es cierto que en Cuba no impera un sistema precisamente liberal, pero consideren ustedes lo que había sido la dictadura de Batista y no olviden que, contra viento y marea (y la idiotez del embargo norteamericano), hubo que enderezar un país maltrecho que ahora tiene un servicio de salud pública envidiable en una sociedad que ha dejado de ser analfabeta (no sé para qué: no hay libros que comprar ni dinero para hacerlo).
Ambas posturas, a derecha e izquierda, contienen elementos imposibles de discutir.
Pues bien: el régimen cubano me parece tiránico, anquilosado, falto de ideas y brutal con sus opositores. Claro que sí. Y el régimen de Franco me parecía entonces y me sigue pareciendo ahora tiránico, anquilosado, falto de ideas y brutal con sus opositores.
Ah, y acaso no deba olvidarse que la revolución cubana fue un alzamiento de dignidad contra el hecho, entre otras muchas razones, de que el país se hubiera vendido al dólar y La Habana se hubiera convertido en el gran burdel de los yanquis. No es muy distinto de lo que han conseguido los hermanos Castro en medio siglo de revolución.
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