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Rajoy y Camps, seis meses después

El líder del PP nacional elude en su discurso las referencias al jefe del ConsellEl presidente provincial justifica su falta de prudencia por el acoso de la oposición

El presidente nacional del PP, Mariano Rajoy, se reencontró ayer en Valencia con el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, seis meses después de su última visita. Y lo hizo en un acto del PP nacional, la convención sobre empleo, convocada en Valencia "porque es tierra de emprendedores y ha demostrado que cuando ha habido un Gobierno en Madrid capaz de generar las condiciones necesarias, lo sabe hacer", según confesó el propio Mariano Rajoy.

Pero ayer el ambiente era muy diferente del de hace seis meses, cuando Rajoy abrió con Camps el curso político en una cena celebrada en la plaza de toros de Valencia. Si aquella fue una jornada cálida, incluso sofocante y llena de efusividad, en la que no faltó nadie para arropar a un Camps agobiado por el caso Gürtel pero a quien el TSJ le había archivado el asunto de los trajes regalados por la trama corrupta, la de ayer fue mucho más fría y desangelada. En esta ocasión, Mariano Rajoy hizo un discurso en el que no hubo ni una sola alusión al presidente de la Generalitat, a excepción de un escueto "gracias, Paco, gracias" pronunciado al final.

Y es que, desde la cena de septiembre, muchas cosas han cambiado en las relaciones entre Mariano Rajoy y Francisco Camps. En ese lapso de tiempo, Génova ha forzado el recambio en la cúpula del PP valenciano al apartar a quien fue mano derecha de Camps, Ricardo Costa, todavía hoy suspendido de militancia y única víctima política de la ramificación valenciana del caso Gürtel. Un Ricardo Costa que ha preferido en esta ocasión no acercarse por el recinto de la convención popular.

Ausencia a la que hay que añadir la de los presidentes provinciales del PP de Alicante, José Joaquín Ripoll -que tenía otros compromisos-, y de Castellón, Carlos Fabra -por motivos de salud-. Ambos con un liderazgo reforzado por Génova tras el desgaste sufrido durante el último año por el jefe del Consell a raíz de caso Gürtel. A la devaluación de la convención de empleo del PP, organizada pese a todo con eficiencia, contribuyeron el bajo perfil de la dirección nacional del PP -no estuvo la secretaria general, Dolores de Cospedal, ni el secretario de Política Autonómica, Javier Arenas, y evitaron las declaraciones referentes como Federico Trillo y Esteban González Pons- y ausencias como la del alcalde de Castellón, Alberto Fabra.

Fuentes del PP reconocieron, además, la preocupación por que el caso Gürtel vuelva a cobrar protagonismo en breve en los tribunales.Y por si faltaba alguna dificultad que añadir, el PP tuvo que lidiar ayer con el encaje que le daba al presidente provincial de Valencia, Alfonso Rus, que todavía no ha explicado por qué censuró las imágenes relacionadas con el caso Gürtel de una exposición de fotoperiodismo.

La solución fue la menos traumática. Dar a Rus el menor protagonismo posible. O lo que es lo mismo, siete minutos de discurso tasados y sin presentación previa por parte de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá.

Aún así, el presidente de la Diputación de Valencia los aprovechó para intentar justificarse. Se reconoció imprudente [sin mencionar nunca la censura y la repercusión que ha tenido], pero se justificó en que la oposición lo está acosando. Y para argumentar su disculpa recurrió a unas declaraciones de Felipe González sobre la situación de la justicia y a una manifestación de la diputada de Compromís Mònica Oltra en las Cortes donde aludía a la existencia de torturadores en los antepasados políticos de algunos dirigentes del PP. "No agachéis la cabeza", instó Rus al auditorio. Luego, temeroso de entrar en terreno pantanoso hizo un chiste sobre Zapatero y Obama -que a punto estuvo de helar la sangre a más de uno- y resolvió sus siete minutos con un "Zapatero vete ya" y un "A por ellos".

La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, se mostró combativa, como siempre. Traslució que sigue manteniendo su buena amistad con Mariano Rajoy y sacó el estilete al defender la libertad de expresión. Aunque no la de los periodistas valencianos, sino la de los venezolanos, que tienen que enfrentarse "a ese dictador", Hugo Chavez, ante quien el Gobierno de España se muestra temeroso.

Por su parte, el presidente de la Generalitat insistió en el discurso del día anterior y acusó al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de cometer "un crimen de lesa patria" contra la Comunidad Valenciana. Camps aseguró que su partido ganará en las próximas elecciones municipales en Elche, en Benidorm -"donde nadie ha pedido perdón por arrebatar lo que el PP había ganado democráticamente"-, y Gandia. Hoy son feudos socialistas.

En su alocución, el jefe del Consell exigió al presidente del Gobierno que convoque elecciones generales tras la presidencia española de la Unión Europea.

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