Vallecas, en digital terrestre
La cadena de barrio Tele K sobrevive al apagón analógico y a la falta de apoyo de la Comunidad de Madrid - Llevan 17 años haciendo televisión 'social'
Lo primero que hace José Tebar Castillo después del paseo de mediodía es encender la televisión y poner su canal. Un canal poco habitual el de este caballero de 81 años, manchego, bajito, con el bigote blanco. Don José dice que le "rejuvenece"; su señora, Hortensia, de 75 años, tampoco se ahorra elogios: "Son los únicos que hablan de este barrio bendito. ¡Lo que me gusta a mí cuando cuentan las cosas de política, de lo que nos pasa en Vallecas!".
La tele de este matrimonio de La Mancha, que emigró a Vallecas en los años cincuenta del siglo pasado, se llama Tele K. Es una cadena social, como la define su director, Paco Pérez, y lleva sirviendo información local a los vallecanos desde 1993.
El director dice que los financian "desde el Rayo al pollero de la esquina"
El miércoles pasado, en el local de esta televisión en el barrio de Palomeras, lugar de chabolas y casas bajas hasta los ochenta, el vecindario entraba y salía del recibidor, una salita amarillo canario, color insignia de Tele K, para saludar al personal de la cadena y apurarlos para que volviesen a antena. La cadena llevaba un día sin emitir.
"No estábamos muertos, que estábamos tomando cañas". Parafraseando una canción de Peret, Paco Pérez anunció esa mañana en el Círculo de Bellas Artes el renacimiento de Tele K, que paró máquinas esta semana y preparó el apagón analógico, el paso a la Televisión Digital Terrestre (TDT), la única manera de ver la televisión a partir del próximo 31 de marzo.
El viernes subieron de nuevo el telón, en el canal 30, con un programa que tuvo invitados como el humorista italiano Leo Bassi, el Gran Wyoming y el doctor Luis Montes. Y un nombre peculiar, Espelonia; en palabras de Fernando del Río, cámara de la cadena, "un país imaginario; el país de La Esperanza". Viejas cuentas pendientes...
El camino de Tele K "de la prehistoria a la historia televisiva", como define su director al cambio de técnica de retransmisión, no está siendo sencillo. La Comunidad de Madrid repartió en 2005 las licencias para que empresas privadas usasen los centros de emisión digital de la región. Se concedieron cinco permisos a canales de la Iglesia, cuatro a Libertad Digital, uno a Intereconomía, todos grupos afines políticamente al Gobierno de Esperanza Aguirre, y se denegó la solicitud del canal vallecano. "Pluralidad informativa y programación de calidad" fue el criterio de asignación, según dijo en su día el vicepresidente Ignacio González.
Pérez se relame recordando la reacción del barrio al no del Gobierno de Madrid: "¡Fueron 4.000 personas manifestándose por nosotros!".
De aquel embrollo salió un disco de músicos del barrio para apoyar a Tele K. Colaboraron el cantante Ismael Serrano, que de joven dirigió allí un programa de cantautores, y el grupo Ska-P: "Éstos tocaron en nuestra tele cuando no los conocía nadie", presume Pérez.
Aunque la campaña no cambió la idea del Gobierno regional, Tele K se ha acogido a la Ley de Impulso de la Sociedad de la Información (2007), que reconoce el derecho de las cadenas locales sin ánimo de lucro a acceder a una licencia digital transitoria. Ahora se cuece en el Parlamento otra disposición que dará a los Gobiernos autónomos un año para concederles a estos canales licencia definitiva: "Tenemos que demostrar que somos un ejemplo de tele social. Espero que la Comunidad no nos vuelva a dejar en la estacada", barrunta Pérez.
Estos escollos no amilanan al equipo que saca adelante Tele K, cinco trabajadores fijos con un presupuesto de 200.000 euros de cuño local: "El 70% lo sacamos de patrocinadores de la zona, desde el Rayo Vallecano hasta el pollero de la esquina", explica Paco Pérez. Un dinero que ayuda tanto como el trabajo gratis de sus colaboradores, estudiantes y gente del barrio que se forman en su cantera, la Escuela Audiovisual de Vallekas.
Uno de ellos, Miguel Ledesma, de 40 años, vallecano y basurero de oficio, lleva por amor al arte un programa de música, La Noche del Tuerto, vestido de pirata y con el alias de Capitán Flynn, personaje de La Isla del Tesoro: "Muchos trabajamos en nuestras cosas y nos tomamos esto como un hobby, haciendo lo que queremos sin cortapisas".
El técnico del canal también salió de la cantera. Al mando de los aparatos de Tele K está José Luis Alonso, de 43 años y camionero en otra vida: "Cuando me quedé en el paro, hace 10 años, entré en la Escuela Audiovisual y acabaron contratándome", relata Alonso mientras trastea entre monitores. Cuenta que su vocación audiovisual era grande, tanto que se dedicaba a estudiar libros mientras descargaban su vehículo: "Así aprendí, solo. Mientras esperábamos que bajasen de los camiones el material, mis compañeros me decían que me fuese con ellos al bar; pero nada, yo dale que te pego con los libros".
Empeños como éste, con salarios de por medio o sin ellos, hacen posible que funcione este canal popular vallecano, con tres horas diarias de programas en directo que se van repitiendo el resto de la jornada. "Hacer 24 horas de material inédito no lo puede hacer ni la BBC", bromea Pérez, que asegura tener unos 20.000 espectadores diarios, por los cálculos hechos por una empresa auditora.
Su producto con más tirón, según cuenta el director, es el programa Rayomanía, un especial semanal sobre el Rayo Vallecano, donde sus forofos sacian la sed de detalles futbolísticos que no encuentran en otros medios.
Pérez tiene menos claro adónde llega la señal de Tele K: "En analógico creo que alcanzamos sitios como Lavapiés, Villaverde y Carabanchel", dice sin demasiada convicción. "Pero quizás con la tele digital cubramos toda la ciudad".
Tampoco parece importarle mucho. Su público objetivo, como se dice en la jerigonza técnica de mercadotecnia para llamar a los clientes potenciales de un medio, está asegurado por las costumbres arraigadas en Vallecas, el Rayo Vallecano, las asociaciones de vecinos y las fiestas del lugar. "No fracasaremos. Tenemos algo que no tienen los demás", dice Pérez. "Tenemos Vallecas. Una comunidad", concluye.
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