La contracultura en el retrovisor
El libro imaginado por Genís Cano sobre la Barcelona de la década de 1970 ilumina el ciclo 'Rambleros'
Organizando el ciclo Rambleros, el Ayuntamiento de Barcelona ha querido hacer el ejercicio de mirar por el retrovisor para revisitar la versión más heterodoxa de la década de 1970, la de lo que se dio en llamar la contracultura. La carpa instalada al final de La Rambla ha acogido estos días música, teatro y otros actos culturales de ese periodo que ahora aparece en el retrovisor colectivo iluminado por el resplandor de lo auténtico, de la rebelión más genuina, de la cultura no contaminada...
Dentro de esta serie de festejos municipales -de mejor o peor factura y más o menos relacionados con aquellos años-, ayer se presentó una obra que ciertamente hace honor al espíritu de aquel momento mágico de la ciudad: el libro Barcelona fragments de la contracultura, un extraordinario album de cromos, casi exento de literatura nostálgica, que recoge el mosaico poliédrico de la gente que agitó aquellos años: muchos, distintos, diversos y -casi todos- iluminados.
Este fin de semana actuarán en la carpa la Plateria, Sisa y Jango Edwards
La historia de este libro, que nació como una exposición, es la historia de uno de lo protagonistas más brillantes de aquel momento: Genís Cano, fallecido hace tres años, que pretendía montar en La Virreina una exposición con el material que había ido acumulando para mostrar que hubo otra ciudad muy distinta a la posolímpica; algo similar a lo que hizo Nazario en 2004 en ese mismo espacio, cuyo libro catálogo, La Barcelona de los años 70 vista por Nazario y sus amigos (Ellago), será felizmente reeditado.
Con el material que había reunido Genís, su compañera Isabel Chavarría y David Castillo han fabricado un artefacto que exige una mirada pausada y meticulosa, que se pose en los detalles para poder entender que saltar de La Rambla a Formentera, de allí a Kabul o Katmandú, pasando por Nueva York, no lleva necesariamente a la dispersión, sino a comprender de qué estaban hechos lo sueños cuando casi todo estaba por hacer.
Por el libro pasan algunos de los hijos más brillantes de aquel momento, que también fueron los más fugaces: desde Pau Malvido -cuyo hermano Pasqual Maragall estaba ayer en la carpa- hasta el irrepetible Ocaña.
Por la carpa ha pasado ya Pau Riba y lo hará este fin de semana Jaume Sisa, los dos songwriters por excelencia de aquella década prodigiosa. Sisa recreará el álbum que, en cierto modo, fue la banda sonora: Qualsevol nit pot sortir el sol. Mañana actuará la Orquestra Plateria y el domingo lo hará el payaso Jango Edwards, cuya primera actuación en Barcelona tuvo lugar en el mítico Saló Diana en 1977.
Esta mirada al retrovisor -ahora sí, subvencionada- no se detiene. A final de mes se inaugura la gran retrospectiva de Ocaña en La Virreina. Y continuará.
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