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Reportaje:

El esplendor de la cultura europea

La Biblioteca Nacional repasa la aportación continental a la civilización

¿Quién no ha deseado alguna vez reunir en un mismo espacio a aquellas personas de distintas épocas que trenzaron los mimbres de la historia, del arte o el pensamiento? Satisfacer tal deseo a escala europea es desde ayer posible, siquiera un ápice, en la Biblioteca Nacional, en el paseo de Recoletos.

Allí, los historiadores de la Universidad Nacional de Enseñanza a Distancia Carlos Martínez Shaw y Marina Alfonso, por encargo de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales del Ministerio de Cultura, han seleccionado un compendio de las principales creaciones que, con el papel como soporte y referidas a instituciones tan diversas como el imperio, la universidad o la imprenta, sin olvidar expresiones artísticas como el dibujo, el grabado y la estampa, han cincelado la mejor cultura de Europa. La presidencia española de la Unión Europea en este semestre enmarca tan seductora exposición.

"Hemos tratado de levantar acta sobre la aportación europea a la civilización con la democracia, la laicidad y los derechos humanos como decisivas contribuciones universales", aseguran los comisarios. A distancias medidas en centímetros y desde el interior de sus vitrinas coexisten obras como un Catholicon de Johanes Balbus, una de las primeras y -excelsas- impresiones de Juan de Gutenberg, prodigio realizado en Maguncia en 1460, junto al ejemplar del siglo XI del códice del Beato de Liébana, concebido en 789.

Un grabado de Carlomagno, reconstructor imperial de Europa, comparte espacio con otro sobre las universidades medievales europeas, entre las que figuraron, junto a Oxford, París y Bolonia, las españolas de Palencia, Salamanca y Lérida. Una espléndida Cabeza de muchacha, dibujada por Diego Velázquez, deslumbra junto al fulgor de un autorretrato de Rembrandt van Rijn.

Hay guiños hacia culturas con las que Europa dialogó y dialoga -un texto del heterodoxo Averroes así lo acredita-, relatos de grandes viajeros como Marco Polo y joyas como la Historia de las Indias de la Nueva España, de Diego Durán. Un ejemplar de Os Lusiadas da cuenta de la expansión atlántica portuguesa narrada por Camoens. Un original de La Divina Comedia de Dante, con capitulares bellísimas, sorprende como el grabado de 1513 El caballero, el diablo y la muerte, de Alberto Durero; al igual que una de las máquinas de Leonardo da Vinci, o un ejemplar de la primera edición ilustrada de Don Quijote de la Mancha, editada en Dodrecht, Gante, en 1657. Retratos de Erasmo y Lutero, ediciones de Locke, Descartes, Marx; partituras de Beethoven y Verdi... Tan felices sincronías hacen aflorar de los fondos de la gran biblioteca ese aroma que perfuma los progresos humanos de inmortales anhelos.

Europa en papel. Martes a sábado, de 10.00 a 21.00. Domingos y festivos, de 10.00 a 14.00. Biblioteca Nacional. Paseo de Recoletos, 18. Hasta junio.

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Una de las máquinas dibujadas por Leonardo da Vinci.
Una de las máquinas dibujadas por Leonardo da Vinci.BIBLIOTECA NACIONAL

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