La crisis económica no nos baja del coche
El uso del transporte público cae el doble que el de los vehículos privados
No hay quien nos baje del coche. La crisis económica, que en 2009 hizo estragos en el transporte público, no afectó tanto al vehículo privado, cuyo uso ha caído justo la mitad. La última radiografía de la movilidad en la ciudad de Madrid, que presentó ayer el Ayuntamiento, evidencia que han aumentado los coches mal aparcados, la velocidad media en ciudad y los accidentes graves. Pero también que cada vez hay más gente que se sube a la bicicleta y que los peatones ganan espacio.
El incremento del paro ha dejado en casa a muchos trabajadores y con ellos se han perdido billetes de cercanías o de metro. El transporte público descendió un 4,6% de media en 2009. Sólo el autobús urbano vivió un pequeño repunte del 0,2%. Pero la pérdida de empleo no ha tenido el mismo efecto sobre el vehículo privado. Los conductores abaratan gastos por otro lado. Cada día hay algo más de 2,4 millones de vehículos circulando por Madrid. En un año han desaparecido de las calles madrileñas 65.000 coches, un 2,6% menos. "Son viajes más relacionados con el abastecimiento y con las gestiones que con el empleo, la crisis afecta menos al usuario habitual del coche", según el concejal de Movilidad, Pedro Calvo, que ayer presentó el Informe sobre el estado de la movilidad de la ciudad de Madrid 2009, disponible en la web de la Fundación Movilidad (www.fundacionmovilidad.es).
Ahora cuesta más convencer de que es mejor dejar el automóvil en casa
Otra conclusión es que tampoco hay trasvase de conductores al transporte público. Entre otros motivos, porque aún es el transporte estrella para desplazamientos en los que hay que hacer varias paradas y porque el año pasado bajó el precio del combustible. El informe de movilidad incluye una encuesta en la que casi uno de cada tres conductores (29,3%) asegura que rechazan el transporte público por comodidad y porque necesitan el coche para trabajar.
Y hay otro asunto que resulta la pescadilla que se muerde la cola. En 2009, con algo menos de tráfico privado y público en las vías de Madrid, subió la velocidad media de forma casi imperceptible (0,12% hasta 24,8 kilómetros por hora). Y ver la calle algo más despejada funciona como efecto llamada: "Mayor velocidad significa peor movilidad", según Calvo.
El concejal admite que necesitan "más esfuerzo" para convencer de que, por razones económicas y medioambientales, es mejor dejar el coche en casa.
Hay que concienciar y también disuadir. "Crear incomodidades" para el coche, según el edil. Desterrar el turismo con medidas como el peaje que cobra Londres por dejarles pasar al centro (que en Madrid no se contempla), más zonas de aparcamiento regulado (tampoco está sobre la mesa) o ganar espacio para el peatón, con más zonas peatonales o áreas de preferencia residencial. Estas últimas propuestas, que sí son del gusto del Ayuntamiento, se dan de bruces con la crisis. No hay dinero para más obras.
Y mientras, el conductor que se resiste a dejar su coche intenta ahorrar de otras maneras. En 2009 cayó un 8,4% el uso de las autopistas de peaje. Y hubo casi un 7% de conductores que abandonaron los aparcamientos municipales (más caros) para ir a la zona azul, cuyo uso baja menos.
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