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Refugio de presuntos criminales de guerra

Kayumba Nyamwasa no es el único desafecto del régimen de Kigali en encontrar cobijo en Suráfrica. El fiscal general de Ruanda, Martin Ngoga, ligó a Nyamwasa con otro ex alto cargo militar ruandés, el también disidente Patrick Karegeya, un superespía también caído en desgracia y que escapó del país tras pasar 18 meses de prisión. Según Ngoga, "ambos han trabajado juntos para iniciar actos cuyo objetivo es crear un estado de inseguridad". Ruanda trabaja con Suráfrica, dice el fiscal, para conseguir que los dos se enfrenten a cargos de terrorismo en Kigali. Suráfrica, sin embargo, sólo manifiesta que no tiene tratado de extradición con Ruanda y que por ello no arresta a Nyamwasa.

Pero no explican por qué Suráfrica cobija a un supuesto autor de crímenes de guerra y contra la humanidad reclamado por España. El militar ruandés es sospechoso de haber participado en el atentado que derribó el avión en el que viajaba el presidente ruandés hutu Juvenal Habyarimana, a su regreso de las negociaciones entre su Gobierno y el Ejército Patriótico Ruandés en 1994 (versión que niega el actual Ejecutivo). Pero no es el único acusado que se pasea por Suráfrica. El general James Kabarebe fue detenido en octubre de 2009 y liberado a las 24 horas sin ninguna explicación. A Kabarebe también lo busca el juez Andreu por genocidio y crímenes de lesa humanidad.

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