El gran reto del campeón

Lo que hay sobre la pista es un cadáver con raqueta. Stan Wawrinka. Un hombre que sale al albero con siete horas de juego en dos días cocinándole las piernas y la difícil misión de mantener a Suiza viva en la primera ronda de la Copa Davis, ante España. Set y medio después, el número 19 mundial estrella su raqueta contra el suelo, escucha los silbidos y ve cómo David Ferrer mete la directa: "Ha muerto físicamente", cierra el alicantino (6-2, 6-4 y 6-0) después de clasificar a España para jugar entre el 9 y el 11 de julio los cuartos contra Francia en cancha ajena (4-1 a Suiza tras la victoria de Nicolás Almagro sobre Marco Chiudinelli por 6-1 y 6-3). Hay estadísticas que no admiten discusión. La selección, ganadora de las dos últimas ensaladeras, es el equipo de la década. Ayer batió el récord de eliminatorias seguidas ganadas en casa (19) y prolongó su mejor racha de siempre (nueve cruces superados). El brillo del presente, sin embargo, esconde un peligro: Albert Costa, el seleccionador, vigila que los jugadores no enfermen de éxito.

"Ganarán mientras no les falte la motivación", dijo el técnico inmediatamente después de lograr el segundo título. Frente a Suiza faltaron los tres mejores jugadores de España. Rafael Nadal y Juan Carlos Ferrero tenían la baja médica. Fernando Verdasco, dolorido en la espalda, anunció que no participaría mientras jugaba en Acapulco. Feliciano López, huérfano de su pareja de dobles, se quedó con las ganas, pero se lio ante las cámaras: "Era un poco complicado para todos. He decidido prepararme para jugar bien en Indian Wells y Miami". ¿Se puede mantener la motivación cuando se ha ganado ya dos veces? ¿Es posible no tomarse un respiro, con lo duro que es el calendario?

"Hay algunos jugadores que...", arranca Costa; "el calendario está muy complicado. Las lesiones tampoco están ayudando. Lo importante es que tengan la motivación y sepan comprender que, cuando el capitán les llama..., que estén. Eso es lo que es difícil, pero es un problema mío".

"Todos tenemos ganas de jugar la Davis", argumenta Ferrer, un valor seguro en la competición: ocho partidos seguidos ganados; "el nivel tenístico de España no lo tiene ningún otro país. Ganar dos Davis seguidas está al alcance de muy pocos. Desde fuera parece algo normal, pero no lo es. Lo que hemos logrado es como si España, en fútbol, gana dos Mundiales seguidos".

El seleccionador tiene a su disposición 12 tenistas entre los 100 primeros y nueve entre los 50. Los jugadores se sienten unidos. "Eso de ser líder es una tontería. Ésa es una palabra estúpida. No existe", dice Ferrer; "hay que ser un equipo, porque en la Davis cada punto suma lo mismo".

Los tenistas pierden horas de entrenamiento y dinero con la competición. Para las ciudades también es una cuestión espinosa. España jugó contra Suiza a más de 300 metros de altitud y bajo techo. No es lo ideal para sus jugadores. Ocurrió que Logroño apenas tuvo competencia para lograr ser la sede. Debió pagar unos 600.000 euros de canon a la federación y sufragar los gastos organizativos. Tuvo a su favor la plaza de toros, que le evitó el gasto extra de construir un recinto, lo que espantó a otras ciudades. No supo hasta el último momento qué jugadores acudirían (el cartel promocional, sabiamente, refleja las piernas de un tenista español, sin cara); se encontró con la primera selección sin un top 10 desde febrero de 2008 y, en consecuencia, no llenó la plaza, con un modesto aforo de 10.500 espectadores, ni un solo día. Fue una sorpresa. El resto, como siempre. Sobre la pista, ganó España.