Un grito contra el 'basurero' atómico
Más de 4.000 personas salen a la calle en Móra d'Ebre para protestar contra la candidatura de Ascó para albergar un almacén de residuos radiactivos
"España tiene un sur; Cataluña también lo tiene", decía Raimon Crescenti, pensionista de 78 años, quejándose de la acumulación de instalaciones nucleares en las comarcas tarraconenses (Ascó y Vandellòs). Asistió con su esposa a la manifestación que ayer convocó la Coordinadora Anticementerio Nuclear de Cataluña (CANC) en Móra d'Ebre (Ribera d'Ebre) para protestar contra la candidatura de Ascó a albergar el almacén temporal centralizado (ATC) de residuos nucleares de alta radiactividad. Crescenti no se declara antinuclear, pero aseguró estar harto de que siempre les toque todo lo malo a los mismos y de que las plantas atómicas no estén repartidas por el territorio.
Raimon y su esposa eran dos de las 4.000 personas, según los Mossos d'Esquadra (10.000 a juicio de los convocantes), que acudieron ayer a la concentración. Entre la multitud, inusual para una población como Móra d'Ebre, había miembros de diversas organizaciones que tenían en común el rechazo al cementerio nuclear, vecinos de la zona y políticos de izquierda.
Los vecinos del Ebro se quejan de la acumulación nuclear en Tarragona
Los convocantes cifran la asistencia en más de 10.000 personas
Los manifestantes se fueron concentrando sobre el viejo puente que cruza el Ebro, un lugar simbólico que ya acogió protestas contra el trasvase aprobado por el Gobierno del Partido Popular. Un todoterreno, con un esqueleto atado al capó, con un caso de obrero y una camiseta antialmacén de residuos nucleares, abría la marcha. Es la mascota de la comisión organizadora. El copiloto -Joan Manel Olivella, de la organización ecologista L'Escurçó-, megáfono en mano, no paraba de lanzar consignas reivindicativas: "Si el río es vida, el cementerio es muerte", "esto es un levantamiento de las tierras del Ebro y de las tierras de Tarragona".
Tras el vehículo, un grupo de músicos daba el toque festivo a una protesta interpretando con gralles y tambores canciones del folclore catalán. Arrastraban un carro de dos ruedas, con una bota de vino decorada como si fuera un bidón de residuos y unos potentes altavoces. Todo para animar una jornada de protesta y evitar así que el Gobierno central se decante por Ascó para ubicar el silo. "Queremos dar un tono alegre a esto tan triste", comentó uno de los músicos, mientras la manifestación avanzaba por las calles de la localidad, zigzagueando por las más angostas del núcleo antiguo.
La gente, sobre todo los más jóvenes, portaban pancartas y banderas con lemas y símbolos antinucleares. "Energía nuclear: ni civil ni militar", "tenemos que gritar, que nos oigan en Madrid", "se vende casa en Vinebre. Razón: preguntar al alcalde de Ascó", eran algunos de los lemas que, escritos o gritados, fueron defendidos. Vinebre es la población situada frente a Ascó, en la margen izquierda del río.
Jordi Clua, un joven payés de 30 años que agitaba con ímpetu una bandera propagandística, afirmaba: "Es lo último que nos faltaba a las tierras del Ebro. Siempre tenemos agresiones. Cuando no son las térmicas, son los molinos. Ya no podemos soportarlo más. No estamos dispuestos a ser el basurero de Cataluña y menos el de España". Y en referencia a su actividad, añadió: "El cementerio será la peor propaganda para una zona tan agrícola como ésta". Junto a él, una vecina de la localidad grababa en una videocámara a los manifestantes con cara de satisfacción por la cantidad de gente congregada.
Aida Bernet, de 25 años y vecina del Priorat, declaró desacomplejada: "Ya tenemos suficiente mierda en la zona de Tarragona con las petroquímicas y las nucleares como para que ahora nos pongan un cementerio nuclear. No es justo que debamos recibir un golpe tan fuerte". La solución pasaría, en su opinión, por "dejar de generar residuos, cerrar las nucleares e intentar producir energías renovables".
Una vez que la manifestación hubo llenado la plaza principal de Móra, los miembros de la coordinadora pronunciaron varios discursos con una crítica en común: la desafección de los políticos por las comarcas del Ebro y la escasa solidaridad del resto de Cataluña con esa zona por la posible implantación del silo nuclear. Sergi Saladie, portavoz de la CANC, sostuvo que si finalmente el almacén se ubica en Ascó, tendrán que preguntarse " para qué sirven los ayuntamientos y el Parlamento de Cataluña". "Aquí está en juego la misma democracia", proclamó.
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