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Reportaje:

Bolsa de plástico para siempre El fabricante gallego que se pasó a la fécula de patata defiende el polietileno

"En su campaña, con el consentimiento del Ministerio de Medio Ambiente, Carrefour no dijo más que mentiras. Si se trata de cambio climático, el plástico es lo mejor que hay, lo menos agresivo. En el proceso de fabricación de una bolsa se emiten cuatro gramos de CO2, mientras que sólo para hacer una lata de refresco es necesario soltar al aire un kilo. ¿Y alguien acaso se ha metido con las latas?".

Emilio Pazos, gerente de Inplanor, única empresa gallega (y una de las cuatro que hay en España) que ha invertido en tecnología para fabricar bolsas de fécula de patata y trigo, es un acérrimo defensor del plástico. "Es verdad que, con la llegada de los híper, la gente dejó de darle valor a las bolsas", las daban como churros, sobraban, se dejaban por ahí tiradas. "Pero no es verdad que una bolsa tarde 400 años en descomponerse como decía el anuncio, sino 18 meses. Y en Andalucía, por el calor, en un verano se esfuma. Ningún fabricante garantiza que el plástico de un invernadero vaya a durar más de dos años. Y nunca ha muerto fauna marina por culpa de una bolsa", sigue argumentando el empresario. "Le demuestro a quien quiera que todas las de plástico, todas, terminan volviendo a la orilla con la resaca. Carrefour dijo lo que dijo para ahorrarse los 18 millones de euros que con la subida del Punto Verde, la tasa de reciclaje que pagan los comerciantes, le iban a costar las bolsas anualmente".

"Hay 250 millones de hambrientos. No se puede usar comida en hacer envoltorios"
"No es verdad que una bolsa tarde 400 años en descomponerse"

Pazos se ve dentro de diez años produciendo, como ahora, bolsas de las de toda la vida. "Serán de un plástico más degradable, seguramente, pero serán de plástico", afirma el empresario orensano, elaboradas con el mismo desperdicio del refinado del petróleo del que ahora se obtienen.

"La bolsa de patata no creo que llegue a funcionar. Tiene poco futuro porque es mucho más cara que la de polietileno de alta densidad, y además, hay 250 millones de personas en el mundo que se mueren de hambre. No tiene sentido usar alimentos como las patatas, el trigo y el maíz para hacer bolsas". La verdad es que basta con meter la nariz dentro de una envoltura ecológica de las que fabrica Pazos para constatar que está hecha con comida: "Huele a pan".

A pesar de que el 40% de las bolsas de plástico que se usan en España ya se fabrican en China ("y de ahí ya las traía Carrefour", antes de empezar a cobrar 10 céntimos por las ecológicas), Ourense no pierde puestos en el ranking estatal de los productores. Con sus tres fábricas (Inplanor, Maniber y Freip) sigue siendo la segunda provincia por detrás de Murcia, y sus empresarios defienden el plástico por "higiénico", por "saludable", por "reciclable", por "insustituible" y "porque cambió la vida" de la gente.

"Con la fécula de patata me temo que va a pasar como con el biocombustible", augura de nuevo el principal fabricante ourensano de bolsas. "Se habló mucho durante un tiempo, se iban a montar siete plantas en Galicia y se dieron unas subvenciones tremendas, pero la mayoría de las fábricas no llegaron a construirse. De repente desapareció el plan" del Estado. Las bolsas de patata, según él, juegan aún con más desventaja, porque no han recibido "ayuda ninguna".

A pesar de ello, Inplanor fabrica para todo el planeta el Equilicuá, primer impermeable de fécula del mercado, un invento personal de Emilio Pazos que se vende inseparablemente, por una cuestión de márketing, con una semilla. Dependiendo del país, varía el vegetal. El producto ha llegado hasta a China y triunfa sobre todo en el Reino Unido, sin embargo Galicia es otro mundo. Se lanzó justo antes del Año Santo, pero sólo hay una tienda, Casa Alongos, en Melide, que los vende.

Los que se hacen para aquí llevan una semilla "de arbusto" (Pazos no especifica), mientras que los que está confeccionando estos días la fábrica orensana para mandar a Gran Bretaña van acompañados de un grano de tomate. De fécula de patata (que por cierto, no viene de A Limia, sino de Alemania, donde está la maquinaria capaz de obtenerla) se hacen también platos y vasos, baberos y gorros. Ahora, Pazos trabaja en "unos diseños nuevos de chaleco para unos colegios de Gales". Tiene un representante en la isla y consigue bastantes contratos, pero no deja de pensar que es una moda pasajera.

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