El pueblo de los de afuera
Inmigrantes y madrileños que huyen de la capital llenan las calles del municipio
"¿Y tú de qué huyes?", le preguntaron a Emma cuando llegó a Fresnedillas. No imaginaban que, más que una fugitiva, era una perseguidora. Andaba sobre los pasos de siete estudiantes de Agronomía recién desembarcados en el pueblo. Un día habían cogido la carretera de A Coruña y no pararon hasta encontrar un lugar asequible para independizarse. Por 100 euros cada uno, se establecieron en dos casas que forman parte de la historia privada de Fresnedillas: F1 y F2.
F1 y F2, o Fresne-Uno y Fresne-Dos: pisos de estudiante a 56 kilómetros de la universidad por los que transitaban cada vez más visitantes de Madrid. Un invento inusitado. Y para crear mayor expectación, en el primero convivían tres chicas y un solo hombre. A partir de esos dos campos base plantados ya hace cinco años, más agrónomos fueron subiendo a la sierra. Emma (29 años) entre ellos. Primero de visita. Conocieron el Amador -el bar en el que todo se cuece en Fresnedillas-, trabaron amistad con los habitantes del pueblo y descubrieron a la verdadera raza de los huidos: aquellos que llegaron un día de Madrid porque les gustaba el monte, porque la resaca de las noches turbias de la capital les había dejado sed de aire puro, o porque no querían arruinarse por un piso.
Luego los agrónomos se establecieron. Terminaron cambiando F1 y F2 por casas más confortables, siempre infinitamente más baratas que en la capital. Su colonia en Fresnedillas no baja de siete miembros (por 1.392 habitantes del pueblo), y los conocen como los hippies. "Los hippies", ríe Emma señalando el elegante pantalón de vestir que trae de la oficina un día de la semana pasada en el momento de subir en Moncloa al autobús que le lleva cada tarde al pueblo.
Por la ventanilla pasan los árboles y los riscos. Emma conoce cada uno. Habla de la composición granítica del suelo, del ganado, del queso de la Cabezuela. "Una hora de ida y otra de vuelta en autobús para ir a trabajar a Madrid puede parecer una paliza, pero merece la pena. Duermo o leo", cuenta.
En los últimos 15 años, Fresnedillas se ha acostumbrado a recibir gente. Su población se ha cuadruplicado sin que proliferen las urbanizaciones. También es la localidad de la región con mayor proporción de inmigrantes, un 42%. Al principio este dato no se digería bien; por eso fue el primer municipio en el que se puso trabas al empadronamiento de foráneos. Esfuerzo vano: el autobús 645 para a la entrada del pueblo y lo primero que encuentra Emma al descender es una bandada de marroquíes discutiendo y riéndose.
Cualquier ruta oficial nacería enfrente, en la iglesia de San Bartolomé, del siglo XVI. Los agrónomos marcan su propio itinerario. Sube por calles empinadas y pasa por la conversación con los locales: Alicia, la Cooper, que dio de comer a David Bowie con su servicio de comidas para estrellas del rock; Pino, fontanero hoy, pero antes trabajador en plantas petrolíferas; Jack, el yankee, que tocó de telonero de John Mayall; el grupo de los arqueólogos, también salido de Madrid... Por supuesto, el camino termina siempre en el Amador, con el dueño del bar y Kiko el camarero.
Emma recoge a su amiga Blanca, agrónoma, y salen a dar una vuelta. No se aburren. Ahora están creando un grupo para alimentarse con hortalizas de la zona. Antes presentaron una candidatura al Ayuntamiento que se conoce por la de "los de afuera".
Mientras pasean, comienza a nevar. Si no amaina, al día siguiente la única solución será pasar por el Ayuntamiento y pedir un justificante de que no se pudo salir del pueblo. A Emma le incomodan los perros que salen a ladrarles a la calle: reflejos de ciudadana. Le cae mejor el burro lanudo que asoma la cabeza por la calle de San José, junto a una parcela con setos de espumillón verde. Las amigas se paran a mirarlo. Luego continúan entre las glorietas de olivos nevados. En el bar se quitan las chaquetas húmedas y se sientan en una esquina de la barra a charlar sobre capitalismo y alimentos transgénicos. A veces se dan cuenta y se ríen de los clichés de new age y ecologismo proselitista que se les podría colgar. "Pero no somos así. Simplemente vivimos aquí, y lo hacemos de cierta forma. No podría irnos mejor", dice Blanca. Kiko abre el grifo y sustituye los vasos vacíos por otros llenos de cerveza. Por si acaso, para convencerlas de que no se vayan.
Apuntes de viaje
- Fresnedillas queda a 56 kilómetros de Madrid. Tiene 1.392 habitantes y la mayor tasa de inmigrantes de la Comunidad, 42%. Se llega con el autobús 645.
- Su principal monumento es la iglesia de San Bartolomé, un templo del siglo XVI.
- El pueblo es conocido porque desde allí se controló la llegada del hombre a la Luna en 1969.
- En los alrededores se encuentran numerosos búnkeres de la Guerra Civil.
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