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Reportaje:Moda

En la rueda del destino

Mujeres aniñadas y 'lolitas' maduras reinan en el universo de Cibeles en su cuarta jornada

Elsa Fernández-Santos

"Sus melenas se agitan al viento y a veces nos recuerdan a Jerry Hall cuando era novia de Brian Ferry. Mañana viajan a Londres". Lydia Delgado explica así su última colección, Les belles. En sus notas, la diseñadora catalana añade: "New York. Club privado. Apoyadas en la barra las amigas toman un gin-tonic". Al preguntarle por el texto, se ríe: "Bueno, son cosas que se me ocurren para explicar lo que he querido hacer. Podría escribir eso y mucho más. Quizá la idea de Les belles suena frívola, pero no lo es tanto. Son mujeres que no tienen miedo a vestirse y eso también quiere decir que no le tienen miedo a la vida".

Delgado fue uno de los nombres destacados en la cuarta jornada de la Cibeles Madrid Fashion Week. Su hija Miranda Makaroff y la bloguera Gala González (sobrina de Adolfo Domínguez) desfilaron con dos de las prendas-joya de la colección: un abrigo y un traje negros de seda bordada con pedrería. Lentejuelas y encaje para el día y jerseys de lana para la noche: Delgado juega a esa confusión tan propia de la vida moderna. Una feminidad que ella salpica con guiños al armario de las abuelas. "No puedo remediar mi gusto por la ropa antigua. Me entusiasma. Es eso que yo llamo lujo desaliñado, esa cosa tan inglesa que siempre me ha inspirado".

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La era de lo inmediato

Una jornada de domingo en Ifema donde las niñas pequeñas y las adolescentes parecían encontrar en los stands del recinto ferial su parque de entrenamiento de lo que debe ser una supuesta feminidad perfecta: maquillajes, cosmopolitans y un posado de revista. La madurez encapsulada en una laca de uñas. Entre ruido, el día arrancaba con José Miró y se cerraba con un Fernando Lemoniez contagiado de un lujo "oculto intimista". Por el camino, Kina Fernández, Miriam Ocariz y Ailanto.

La inspiración, esa cosa que flota en el aire, llegó ayer de diversos lugares. Los hermanos Muñoz, de Ailanto, desplegaron el teclado de un piano en la pasarela para que sonara la música de su propuesta. Ellos también dejaron unas notas para orientar al público de qué iban sus pantalones, sus estampados y sus violines en forma de pendientes. "Ailanto", dijeron, "se inspira en jóvenes intérpretes de música clásica recién graduadas en el conservatorio que sueñan con ser estrellas de pop".

Entre tanta niña urbana, Ana Locking habló del pasado y de la autobiografía, "del destino", explicó, junto a su nueva colección. Había fuerza hasta en la bisutería de latón y de cera de parafina. "Supongo que todos estamos deseando que las cosas se solucionen y por eso apelamos a la suerte, al menos yo lo hago. A mi la crisis me ha motivado, no me quedaba otra. Mi primera temporada fue justo el año antes de la crisis, así que no he tenido más remedio que autofinanciarme y buscarme yo sola los canales de salida. Pero, curiosamente, soy más feliz ahora, trabajo con más ganas. He apostado por la venta online y me funciona muy bien con países como Alemania o los Emiratos Árabes". Locking ha recuperado un juego de infancia (aquel popular pintoyo que estaba a las puertas del Parque de Atracciones de Madrid) para crear los estampados de mil colores de sus telas. "Me gusta esta metáfora del pintoyo, tú ponías los ingredientes, que eran las pinturas, y luego la máquina, que era el destino, se encargaba, como siempre ocurre, del resto".

Modelo de Lydia Delgado, que desfiló ayer en Cibeles.
Modelo de Lydia Delgado, que desfiló ayer en Cibeles.CRISTÓBAL MANUEL
Una propuesta de Ana Locking.
Una propuesta de Ana Locking.CRISTÓBAL MANUEL

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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