Sólo dos de cada diez empresas aumentarán sus ventas este año

La fase aguda de la crisis, que empujó a las empresas al precipicio durante 2009, deja paso a un ciclo de atonía. Su principal síntoma está en que todo se estanca y hay pocos indicios de mejora, aunque con el consuelo de que la situación no irá a peor. Semeja, como gráficamente dibujan los economistas, una caída en L, con un vertiginoso descenso de la actividad que precede a un prolongado período de vacas flacas. Así lo pone de manifiesto el Barómetro de Deloitte para el EL PAÍS realizado entre empresas gallegas a lo largo del mes de diciembre, que recoge el balance del segundo semestre de 2009 y las previsiones para este ejercicio en cuanto a empleo, ingresos, inversiones, exportaciones y beneficios.

Menos de la mitad aseguran que sus beneficios se incrementarán

No llegan al 37% los encuestados que prevén invertir en el primer semestre

Mal, pero menos, se podría resumir la opinión generalizada entre los consultados. Son más de la mitad (en concreto, un 54,5%) quienes tienen entre sus previsiones mantener su cifra de negocio durante 2010, frente a un reducido club (el 18,2%) que confía en incrementar su facturación. Este dato contrasta con el 27% de los encuestados que en la anterior entrega del Barómetro, en julio de 2009, apostaban por vender más. Otro tanto sucede con las previsiones para la primera mitad de este año, que quizás reflejan todavía más esa tendencia que apunta a que todo seguirá igual.

Son 75 de cada 100 los que advierten de que durante este semestre sus ingresos permanecerán invariables, frente a un 8,3% que apuestan por mejorar sus ventas.

Otro dato avala esta dinámica. Y hace referencia a la parte más débil de la cadena: el empleo. Si durante los últimos seis meses del año pasado eran cinco de cada diez los que apostaban por mantener sus plantillas sin nuevas contrataciones, ahora, con el horizonte de la primera mitad de 2010, un 83,3% de los encuestados por el Barómetro de Deloitte aseguran que no realizarán nuevas contrataciones, frente a un 16,7% que admiten que recortarán puestos de trabajo.

La coyuntura económica y la disminución de la cartera de pedidos son las causas mayoritarias que, a juicio de las empresas, explican estas decisiones. Y, una vez más, será el empleo temporal el vértice de la destrucción de puestos de trabajo. De acuerdo con la macroencuesta empresarial, sólo un 8,3% de los empresarios declaran que recortarán este año empleos fijos, frente a un 30% que aseguran reducciones entre sus contratados eventuales.

Esa L que plantean las proyecciones macroeconómicas tiene su traslación en las exportaciones y las inversiones. El Barómetro muestra que son una inmensa mayoría, en concreto un 66,7% de los encuestados, los que aseguran que mantendrán su ritmo exportador invariable durante este año frente a 2009. Otro tanto sucede con las inversiones para la primera mitad del año. Sólo 36 de cada cien consultados prevén destinar fondos a nuevos proyectos, mientras que algo más de un 45% apuestan por mantener sus inversiones.

La mitad de los encuestados admitieron haber recortado estas partidas en el segundo semestre del año pasado. Durante la segunda mitad de 2009 eran 30 de cada cien los que apostaron por incrementar sus inversiones netas, cifras que, frente a las previsiones actuales, arrojan cierto optimismo.

¿Qué lleva a las empresas a invertir? Ni la aspiración a competir mejor ni su interés por nuevos mercados. Sencillamente, lo hacen por la obsolescencia de productos y procesos o porque el avance de la tecnología obliga.

Como contrapunto, están los beneficios. Frente a menos facturación, menos empleo, menos exportaciones y menos inversiones, a la previsión de crecer en ganancias se apunta la mayoría, como ya sucedió en el Barómetro anterior. De acuerdo con la encuesta, solamente un 9,1% de las compañías consultadas asegura que recortará sus beneficios antes de impuestos, frente al un 45,5% que mantienen un aumento. Pero el optimismo se desinfla: durante la segunda mitad del ejercicio pasado eran seis de cada diez las que daban por hecho que ganarían más.

Otra cosa son las previsiones sobre la economía en general. Siete de cada diez empresas gallegas consultadas creen que la evolución de la economía ha ido a peor en la segunda mitad del 2009 y, para este año, son mayoría (un 54,5%), las que creen que la actividad permanecerá exactamente igual. Por el contrario, un 45,5% estiman que irá a peor. Por tanto, nada de margen para el optimismo entre la clase empresarial.

Otro 70% de los encuestados señalan que su área de negocio más próxima seguirá estancada durante este ejercicio. Indicadores como la matriculación de vehículos, el IPC o los ingresos por turismo se encuentran entre los síntomas de recuperación que ven los empresarios. Otros referentes básicos (morosidad, tasa de desempleo, consumo de energía, edificación y licitación de obra pública) apenas presentan síntomas de mejora.

A la pregunta sobre la trayectoria del Gobierno en decisiones que pueden afectar a las empresas, el suspenso es generalizado. Un 72,8% de los encuestados en el Barómetro asegura que su gestión ha sido mala o muy mala, mientras que el 27,2% restante se muestra indiferente ante la actuación del Ejecutivo.