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Reportaje:

Glòries: una plaza de rostro cambiante

Una exposición con fotografías de vecinos muestra los cambios de la plaza desde mediados del siglo XX

Blanca Cia

El cartel es toda una ironía: "Urbanización de la plaza de Glòries. 1ª fase". Corría el año 1960 y es una de las fotos de la exposición organizada por la asociación de vecinos de Fort Pienc. Una exhibición de fotografías realizadas por residentes de la zona desde mediados del siglo pasado. Un recorrido a lo largo de los años que evidencia cómo la plaza de las Glòries ha estado durante décadas en constante transformación. Ahora vuelve a estarlo.

En los próximos años, la plaza de las Glòries dejará de ser circular y su parte central será un tremendo cuadrado. La forma de la plaza no estuvo definida hasta bien entrado el siglo XIX. Las fotos de la exposición -después de estar en la casa Golferichs se trasladan el 9 de marzo al centro de las Cotxeres Borrell- más antiguas, de la década de 1950, muestran más que una plaza, un gran descampado central rodeado, por el lado noroeste, por barracas. La Gran Via todavía no llegaba hasta la plaza y la entonces zona industrial del Poblenou quedaba apartada. El mercado de los Encants, ya instalados, estaba en un margen y el único edificio sobresaliente era la Farinera. Si el urbanista Ildefons Cerdà la planificó como el centro de la ciudad, viendo las fotos se hacía difícil imaginar algo así a mediados del siglo XX.

Los vecinos la definen como la plaza de las desgracias
El lugar encara su enésima transformación por etapas
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Un vacío urbano

Hoy, en cambio, aquella idea es realidad tras la prolongación de la Diagonal a principios de esta centuria, después de que se urbanizara la zona del Fórum y con un 22@ que se muestra cada vez más rotundo.

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Los vecinos del entorno están convencidos de que es la plaza de las desgracias. "La inauguración oficial fue un martes y 13", destaca un cartel de la exhibición. "Es que estaba predestinada", bromea Gisela Boronat, vecina de la zona y una de las promotoras de la exposición junto con Joan Mayoral y Xavier Lago. La inauguración a la que se refiere el cartel de la exposición fue la primera, en mayo de 1919. Como a todos los políticos de todas las épocas les encantan inaugurar, la plaza de las Glòries ha tenido más de un bautismo.

En 1953, dos años después de que se abriera la estación del metro de Glòries, se derribaron las barracas, más o menos al tiempo que se tapó la rasa abierta que era el Rec Comtal.

Fue en 1960, como muestran muchas fotografías de la exposición, cuando la plaza definió su redondez al conectar la prolongación de la Gran Via con la primera salida rápida hacia Mataró. Se "inauguró" por segunda vez en 1961. La plaza ganó altura. Por debajo pasaba el tren. Una década después, cuando el coche se estaba convirtiendo en el rey del espacio, ya existía el scalextric.

En la época preolímpica el Ayuntamiento optó por hacer una estructura elevada del anillo viario para ordenar el tráfico de entrada y salida de la ciudad por la Gran Via y los enlaces con la Meridiana. Y sólo 10 años después ya se cuestionó porque era un muro que separaba el Eixample y Sant Martí. El Ayuntamiento se defiende con el argumento de que el anillo ha hecho de repartidor de 500 millones de desplazamientos.

Para los vecinos de esa complicada zona fue un error porque generó espacios vacíos. Ahora, aguardan el resultado de la enésima transformación con un horizonte que difícilmente estará por debajo de 2015. En marzo de 2007, los representantes de las asociaciones de vecinos de Sagrada Família, Fort Pienc, Poblenou y Clot-Camp de l'Arpa firmaron y el Ayuntamiento de Barcelona firmaron un compromiso de planificación de la plaza. Se establecieron plazos, fases de ejecución y la concreción de los equipamientos, sobre todo los de barrio. Pues bien, casi todas las fechas previstas se han incumplido. Las únicas que se han ajustado son el derribo de las pantallas del anillo viario, y el inicio de los trabajos del futuro emplazamiento de los Encants y del museo del diseño. No todos los equipamientos de barrio han salido de los dibujos de los proyectistas. Y son una lista muy larga: centros de asistencia primaria, guarderías, colegio de primaria e instituto de secundaria, residencia de día para la tercera edad, casal, centro cívico y polideportivo. "Estamos muy defraudados y ya no nos podemos creer nada", sostiene Jaume Badenas, de la asociación de Poblenou.

El último jarro de agua fría lo tuvieron en diciembre cuando el concejal de Urbanismo, Ramón García Bragado, les comunicó que el edificio zócalo -en la esquina de Gran Via y Ciutat de Granada- no se podría iniciar esta primavera, tal como estaba previsto, por falta de presupuesto. Ese edificio iba a acoger tres de los equipamientos que se fijaron. "Estamos en completo desacuerdo en que sean los equipamientos de barrio los que decaigan por la crisis y que otros, como el Centro del Diseño, que son de ciudad sigan adelante", prosigue. Tanto ese proyecto como el mercado de los Encants han sido elegidos por el Consistorio para que reciban fondos del plan de fondos locales del Gobierno central. "Lo de los Encants lo entendemos porque es la primera pieza para la transformación de todo lo demás. Pero es muy importante que el resto -equipamientos y viviendas- sigan adelante", subraya Gisela Boronat.

Si el espacio se queda vacío se encadenan los problemas. Los vecinos los conocen bien y los denuncian: venta ambulante de día y prostitución de noche.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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