Entre la resaca y la euforia
San Sebastián aprueba con nota la celebración de la cumbre de Innovación de la UE - Escaso impacto económico para la hostelería
Las 12 estrellas de la bandera europea dejaron ayer de iluminar la fachada del Kursaal, mientras San Sebastián se recupera de la resaca que le ha dejado la cumbre de ministros de Ciencia e Innovación de la UE celebrada entre el domingo y el martes pasados. Durante tres días, San Sebastián no sólo ha dado a luz la Declaración de Donostia, un compromiso para que la ciencia sea el motor económico de Europa contra la crisis; también ha vivido un fuerte impacto en su proyección internacional. El alcalde, Odón Elorza, repetía ayer la palabra "orgullo" y el consejero de Turismo, Enrique Ramos, apuntaba: "Somos capaces de organizar y dar seguridad, y por eso, hemos pasado con nota la prueba".
El Ayuntamiento cree que el evento ha sido un éxito en organización y seguridad
Las delegaciones apenas salieron del Kursaal durante los tres días de la cita
Sin embargo, los hosteleros esperaban más de la cumbre. Las expectativas eran muy grandes entre los restaurantes y bares de la Parte Vieja y el Centro, que incluso alteraron turnos para recibir a la comitiva europea formada por 300 ministros y delegados, más 400 personas entre azafatas, técnicos, intérpretes, personal de seguridad, etcétera. "Se han quejado de que la ciudad se quedó bloqueada y que no han servido casi comidas", lamenta Mikel Ubarrechena, presidente de la Asociación de Hostelería de Guipúzcoa.
En cambio, para los hoteleros el balance ha resultado mejor, aunque los delegados se concentraban en tres establecimientos: el María Cristina, el Londres y el Amara Plaza. Los taxistas, pulso de la ciudad, destacaban que "cualquier viernes de sidrería" trabajan más.
Estos días, la pregunta del millón era saber dónde comían los principales representantes de las delegaciones, sin saber que la respuesta estaba en el interior del ministros Kursaal. Los ministros almorzaron en el restaurante que capitanea Andoni Luis Aduriz, mientras que los delegados lo hicieron en el Foyer, un comedor diseñado para la cumbre donde además podían trabajabar en una zona adaptada con ordenadores personalizados para cada delegado. La ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, alabó las instalaciones por su funcionalidad.
La cumbre ha dejado un reguero de cifras, anécdotas y sensaciones: 15 azafatas con vestidos rojos y abrigos grises diseñados por los vitorianos Devota y Lomba; 90 enlaces, entre chicos y chicas, que guiaban a los delegados; 30 intérpretes, que trabajaron en seis idiomas intercambiándose cada dos horas, hasta 150 líneas que Telefónica instaló para teléfonos e Internet,...
Pero no todo ha sido trabajo. El domingo y el lunes cenaron en el Palacio Miramar donde pudieron degustar la innovadora cocina vasca, materializada en bocados de caldo de chipirón cambiante o hamburguesa de chocolate, entre otras exquisiteces, de la mano de Aduriz, Martín Berasategui, Juna Mari Arzak y Pedro Subijana. "Los ministros estaban encantados con la forma y la unión de nuestra cocina de vanguardia puntera en el mundo", señaló Arzak.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.