El hombre lobo del Caribe

En inglés Benicio del Toro (Santurce, Puerto Rico, 1967) suena fuerte, sonoro, casi sibilino. En español su habla se vuelve dócil, un punto lánguida. No es cosa del doblaje, sino de los diferentes timbres de alguien -en este caso, el ganador de un oscar con Traffic- que habla varios idiomas. Y cuando buenicio, como le conocen muchos de sus fans hispanos, se reúne con un grupo de periodistas españoles a charlar sobre El hombre lobo, su castellano le convierte en un tipo tímido, un poco encogido, y en el extremo opuesto del licántropo que promociona.

Hay que avisar que Del Toro es un ávido seguidor de algunos monstruos clásicos del terror de la productora Universal, como el hombre lobo y, sobre todo, el monstruo de la laguna negra. "Mi infancia e caribeña. Así que para mí era mucho más creíble que la criatura de la laguna negra estuviera al otro lado de la ventana de mi cuarto. Era más tropical, como King Kong. El hombre lobo en cambio viene del frío. Como todos los niños, empecé con los dinosaurios, seguí con los monstruos y los superhéroes y de ahí a los deportistas". Puede ser, pero en su casa en Los Ángeles hay un afiche de una foto en blanco y negro de la original, de 1941, que protagonizó Lon Chaney Jr. "Y maquillaje de Jack Pierce. El afiche mete un poco de miedo. Estaba con Rick Yorn, uno de los productores, vio la fotografía y me dijo que tenía una reunión al día siguiente en Universal para preparar una versión de El hombre lobo, y que si me apuntaba. Así empezó todo".

"Como productor de una película estás en la cabina del avión, pero no pilotas"

"Con los años he aprendido que tras un espeso maquillaje hay que sobreactuar"

Pero, entre los seres terroríficos, le acongojan mucho más los de carne y hueso: "En Hollywood, como en otras partes, hay monstruos de todo tipo. Muerden de manera distinta: robando, mintiendo. El hombre lobo es mejor gente que los que andan mintiendo por ahí". A punto estuvo de ser él uno de esos bichos. Como un buen producto de Hollywood con aspectos míticos, El hombre lobo, que se estrena mañana en España, cambió de director poco antes del rodaje: adiós, Mark Romanek (realizador de videoclips y con cierta aura autoral), hola, Joe Johnson (responsable de Jumanji y Parque Jurásico III).

Aunque es uno de los productores y alma máter del proyecto, el puertorriqueño no se comió el marrón del despido. "Queríamos hacer un homenaje del clásico de 1941, y modernizarlo sólo en parte. Estaba sin reinterpretar, era una idea fresca. Romanek tuvo problemas con los otros productores y con alguien del estudio. Cuando el director se va, es como si se fuera el chef de un restaurante... pues te quedas a huevo frito. Mi primer Lawrence era menos noble, más turbio, y en cuanto Johnson llegó, prefirió un carácter más directo. Como productor estás en la cabina del avión, aunque no pilotas. Se mantuvo mi idea del homenaje al clásico, de que se vea al actor detrás del maquillaje y que no todo fueran CGI [imágenes generadas por ordenador]".

La caracterización preocupaba a Del Toro. "Con los años he aprendido que tras un espeso maquillaje

[necesitaba tres horas diarias para convertirse en lobo] hay que sobreactuar. Pero yo no quería parecer un personaje tonto. Es mi miedo habitual, lo tenemos todos los intérpretes por parecer de carne y hueso y no algo ficticio".

En el intento -tras cambiar también de compositor y retocar el guión- ha reunido lo que denomina un dream team: "Anthony Hopkins, Emily Blunt, el maquillaje de Rick Baker... Con Hopkins, un admirable rey del menos es más, todo fue muy bien; a ver, yo era el productor", bromea, antes de ponerse serio: "Funciona porque hemos sido honestos. Sospecho que este filme va a durar. No sé si daremos el pelotazo el primer fin de semana de taquilla, pero durará mucho tiempo, no perderá atractivo".

Tiempo para una última pregunta. La prueba del algodón para saber si Del Toro engaña con su conocimiento sobre los licántropos cinematográficos. ¿Ha visto películas de Paul Naschy? "Sí, por supuesto. Me gustan. Murió hace poco, ¿verdad?". Prueba superada.