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Necrológica:'IN MEMÓRIAM'
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Emilio Perea-Milla, epidemiólogo y maestro de estudiosos

Emilio Perea murió el pasado 31 de diciembre, fecha señalada a alguien que siempre quería pasar desapercibido. Seguramente a Emilio tampoco le habría gustado salir en esta nota, no era de hacerse fotos. Por desgracia, ya no puede quejarse.

Su papel en la vida científica siempre fue el de hormiga que ayudaba a crecer el hormiguero, de científico que conseguía que los proyectos salieran adelante, de profesional de la salud pública que facilitaba mover las bases de datos y escribir artículos, de profesor que permitía que lo más difícil fuera fácilmente comprensible, de amigo honesto y generoso. En el aumento de la cultura epidemiológica de los centros sanitarios andaluces, su figura ha sido fundamental, por lo que enseñó y el entusiasmo con que lo hizo. Prefería meterse entre diseños de estudio, problemas de salud pública, discusiones metodológicas, lanzando correos y organizando teleconferencias o reuniones con los colegas de investigación, que estar ante el gran público. Probablemente figure más en los agradecimientos de las publicaciones que como autor de los mismos, aunque sin su ayuda muchos trabajos no se habrían llevado a cabo.

Era responsable de la unidad de investigación del hospital Costa del Sol desde 1999; investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (Ciberesp), como jefe de grupo del Área de Investigación en Resultados y Servicios Sanitarios; profesor asociado de la Universidad de Málaga. Fue miembro del comité autonómico de ensayos clínicos y, durante 11 años, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, con la que aún colaboraba en la formación de investigadores.

Su capacidad superaba las horas del día. Muchos son los proyectos, implicando a muchos compañeros, que contaron con su solidez y honestidad, y su capacidad de hacer agradables las durezas de la investigación con diálogo, camaradería y generosidad con la ciencia y los/as investigadores/as. Sus estudios tocaron la nutrición infantil, tuberculosis, meningitis, cáncer de piel y mama, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), trombosis pulmonar, evaluación de servicios sanitarios y adecuación de uso de tecnologías, análisis geográfico y variabilidad de la práctica, y ensayos independientes sobre heroína o acupuntura.

Unidad de investigación

Empezó con las clases de Enrique Nájera y el grupo de colaboradores de la Cátedra de Preventiva de Sevilla, siguió enseñando epidemiología en la Escuela Andaluza de Salud Pública, para después recalar en el hospital Costa del Sol con un proyecto de unidad de investigación, referente hoy en España gracias a su empeño en implicar, crear alianzas e investigar en red. Por eso participó activamente en la construcción de la red IRYSS, colaborando con grupos de toda España (Aragón, Cataluña, Madrid, País Vasco...), y mostró el nivel conseguido por su grupo de investigadores al ser aceptado en el Ciberesp.

Se nos ha ido Emilio, fiel a sí mismo, y nos deja a muchos una herencia de ideas y sonrisas, su interés por las causas de los más desfavorecidos, su lucidez y buen hacer profesional, sus comentarios socarrones y su sentido del humor. Y el hueco enorme del amigo, colega y epidemiólogo. Los casos-control te echarán de menos.

Joan Carles March, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, con comentarios de sus amigos Eduardo Briones, Paco Rivas, Paco Martos y Emilio Sánchez Cantalejo

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