Ensañamiento en La Puebla
Restos exhumados revelan detalles de los fusilamientos
Lesiones previas a la muerte, cráneos hundidos por culatazos, brazos rotos probablemente en un desesperado forcejeo con los verdugos, un chaval de no más de 17 años con tres disparos en el cráneo. El informe de la segunda fase de exhumación de las fosas comunes del cementerio municipal de La Puebla de Cazalla (Sevilla) revela dramáticos datos sobre las circunstancias que rodearon a muchos de los fusilamientos de represaliados de la Guerra Civil.
La exhumación acabó en julio y permitió localizar 49 cadáveres, que se suman a los 17 hallados en una primera excavación. En total, 54 hombres y 6 mujeres. Algunos adolescentes de 16 años y otros ancianos. La mayoría eran vecinos de La Puebla y pueblos cercanos, como Lantejuela y Morón de la Frontera, cuyo fusilamiento los historiadores sitúan entre julio y septiembre de 1936. Los verdugos se deshicieron de sus cuerpos en una antigua cantera de extracción de áridos de cinco metros y medio de profundidad. "Algunos cuerpos estaban metidos con calzador", recuerda Elena Vera, del equipo de arqueólogos Arquatro, responsable de la exhumación.
"Algunos cuerpos estaban metidos con calzador", recuerda la arqueóloga
"Los cuerpos se iban adaptando a la fosa. Los del centro estaban bien colocados, pero los más alejados se quedaban en círculo, algunos aplastados contra la pared", explica la arqueóloga. La forma en la que estaban situados los cadáveres permite presumir también que no pocos de ellos fueron arrojados desde arriba y así quedaron, cayeran como cayesen. Muchos fusilados fueron enterrados con los brazos por delante de la cabeza, señal de que el cuerpo fue arrastrado hasta la fosa. A otros les fusilaron con las manos atadas a la espalda y los arqueólogos han encontrado improntas de las ataduras y los brazos completamente pegados al cuerpo.
"Es muy duro, pero se trata de cerrar una herida abierta en mi familia y en muchas otras", cuenta Mari Carmen España, que ha participado en las labores de exhumación con la esperanza de hallar los restos de su abuelo, Manuel España, jornalero de Lantejuela que desapareció en septiembre de 1936. Para saber si su cuerpo está entre los extraídos falta que la Asociación Memoria Histórica y Justicia de Andalucía (AMHyJA), que ha coordinado los trabajos, consiga ayudas para las pruebas de ADN. Además, se cree que los cuerpos hallados son sólo una parte de los hasta 230 que pudieron ser enterrados allí. El resto está bajo dos bloques con nichos de osarios de fallecidos entre 1950 y 1990. El Ayuntamiento aún no tiene respuesta sobre los 62.000 euros pedidos a la Delegación del Gobierno y la Diputación para acometer estos trabajos. El presidente de AMHyJA, Rafael López, mantiene la esperanza: "Esta fosa ha sido complicada desde el principio, pero espero que podamos recuperar todos los cuerpos".
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