Matar al mensajero
Desde hace tiempo sigo con interés los artículos, opiniones y datos que sobre la puesta en marcha de la Ley de Dependencia recoge su periódico. Entre ellos me parecen especialmente interesantes los de la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, a la que no pertenezco. Las opiniones que vierten en los dictámenes que emiten periódicamente a través de su Observatorio han puesto de manifiesto su objetividad, cuando afirman que comunidades autónomas ideológicamente tan dispares como Andalucía y Castilla y León son de las mejor posicionadas en este ranking.
Por todo esto, me he sentido especialmente preocupada cuando he sabido que hace unos días el presidente de dicha asociación y portavoz por tanto de las opiniones de la misma, trabajador de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Marbella desde hace más de 15 años, ha sido represaliado con el cese en su cargo, sin otro motivo aparente que las críticas emitidas por la asociación a la que representa, respecto a zonas en las que las prestaciones de la Ley de Dependencia no están llegando a las personas que las necesitan.
Matar al mensajero es un agravio al mismo, pero no invalida su mensaje... más bien lo refuerza y nos hace pensar que lo que decía era importante.
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