Indultados
El Consistorio salva cuatro luminosos ilegales al considerarlos patrimonio estético
Ya es oficial. Hay cosas que están por encima de ordenanzas y leyes. Señas de identidad o patrimonio estético que prevalecen sobre las demás normas. Así, el Ayuntamiento ha reconocido el valor simbólico y sentimental de cuatro carteles publicitarios de la ciudad que, pese a no cumplir con la flamante Ordenanza de Publicidad Exterior, serán indultados. Son patrimonio de neón. El luminoso de Schweppes, en Callao, y el de Tío Pepe, en la Puerta del Sol, ya están fuera de peligro. Pero además, el Ayuntamiento ha decidido que los soportes de Firestone, detrás de las Escuelas Aguirre, y el del BBVA, en el edificio de la Castellana que diseñó Francisco Javier Sáenz de Oiza en 1978, podrán pedir el indulto. Sólo tendrán que renovar su licencia cada tres años y pagar 242,75 euros.
La nueva Ordenanza de Publicidad Exterior nació con polémica. Venía ya mancillada por el primer intento de acabar con los neones en el centro de la capital. Pero fracasó. No hubo consenso. Y la cuestión debía ser acabar con algo o alguien, porque el segundo documento vio la luz con la idea de ilegalizar a los hombres anuncio, ya que, según el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, eran "vejatorios". Pero tampoco. Hasta Esperanza Aguirre lo criticó y el Ayuntamiento tuvo que recular. Otra vez. Pero la ordenanza que se aprobó hace ahora un año traía también la misión de controlar y regular los rótulos publicitarios de la ciudad. Se dio un año de margen. Luego comenzarían las sanciones. Pues ya han pasado esos 12 meses.
Así que, adjudicados los indultos, la Concejalía de Medio Ambiente ha dedicado parte de su tiempo en el último año a hacer un inventario de todos los soportes publicitarios de Madrid (los que tienen un contrato privado y no explota el Ayuntamiento) para intentar poner orden en un paisaje feo, en el mejor de los casos, e ilegal en una cifra muy considerable.
De hecho, según el recuento municipal, 431 rótulos de los 1.503 existentes no cumplen con la nueva ordenanza. De los ilegales se han retirado ya 223 -59 vallas, 51 monopostes, 50 lonas, 39 paredes medianeras y 24 rótulos sobre edificios- y se han impuesto sanciones por un valor total de 600.000 euros. Además, la mitad de todos los soportes publicitarios (756) están en periodo de legalización. Es decir, que puede haber más que sean ilegales.
Una de las batallas con las que amenazó el Ayuntamiento fue con reducir la intensidad lumínica de los neones. En un primer borrador de la ordenanza se intentó prohibir el uso de estas fuentes de luz. Luego se suavizó y se incluyó un cálculo que establecía que a mayor tamaño, menos candelas. Pero ni siquiera. Porque los fabricantes de neones todavía no han producido artefactos que coincidan con las características exigidas y el Ayuntamiento ha decidido no sancionar por este apartado. Ha hablado con Aserluz, la asociación de fabricantes de luminosos, para que se produzcan otro tipo de neones.
Lo que sí se mantiene es la obligatoriedad de que todos los focos que iluminen la publicidad tienen que estar orientados de forma descendente.
Pero todos los soportes que cuentan con una licencia no pueden ser retirados. Prevalecen sus derechos adquiridos y aunque no cumplan la ley deberá esperarse a que expire su permiso. En cuanto a los carteles y banderolas de locales comerciales, serán las juntas municipales las encargadas de inspeccionar y poner orden. Precisamente, otra de las polémicas originadas fue la de las cruces de las farmacias. Finalmente, podrán mantenerlas, siempre que no midan más de 1,5 metros de ancho y alto. No se podrá utilizar ningún otro rótulo publicitario y las luces sólo podrán estar encendidas durante el tiempo que esté abierto el establecimiento.
Al margen de los soportes que se explotan a través de contratos privados, el Ayuntamiento dio ayer cifras de lo que recauda con los artefactos que ha adjudicado a diferentes empresas de publicidad. Son 20 millones anuales distribuidos entre chirimbolos, marquesinas, cabinas y postes. Y cuidado, porque llega el bicing madrileño y, seguro, también nos venderá alguna cosa.
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