Ciudadanos de segunda división
Me parece lamentable el hecho que aún dependamos de la cuna en la que hemos nacido. Hechos recientes nos lo demuestran. Pero quiero destacar uno en concreto en nuestra sociedad: se trata de un jugador de fútbol de un gran equipo que por ser eso, jugador de fútbol de uno de los primeros equipos del país tiene más derechos que cualquier otra persona del mismo país.
Él es un ciudadano de primera clase. Está enfermo, padece una enfermedad cardiaca que le impide jugar al fútbol, pero que no le impide trabajar en cualquier otro trabajo como el resto de personas que componen nuestro país.
Él, únicamente por el hecho de ser jugador de fútbol, no tiene que pasar por un centro de evaluaciones médicas sino que directamente le dan una incapacidad laboral permanente y 1.500 euros mensuales. Podría trabajar, porque aunque haya sido futbolista hasta ahora bien podría dedicarse a un trabajo de oficina, o podría ser charcutero, le doy ideas.
Y lo hago porque hay miles de casos a diario en el ICAM; que los ningunea, los desprecia, los insulta y les dice que pueden trabajar perfectamente aunque tengan una enfermedad que impida todo tipo de trabajo; otros tienen la gran suerte de recibir la invalidez, pero con una paga de la seguridad social de 145 euros.
¿Qué puede hacer una persona joven que no puede realizar ningún tipo de trabajo con 145 euros? Nada, no puede ni comer. De estos casos hay centenares, miles. Podríamos hacer una lista con nombre y apellidos, pero daría igual que la presentásemos: seguiríamos siendo ciudadanos de segunda.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.