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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Europa por delante

Zapatero reafirma el compromiso de la presidencia española con la Unión

Rodríguez Zapatero expuso ayer ante el Parlamento Europeo las prioridades para el semestre de la presidencia española de la Unión. No fue un discurso que pretendiera sorprender, y ésa fue su principal virtud. En contra de lo que han dado a entender algunas críticas al Ejecutivo español antes siquiera de adoptar las primeras decisiones, la economía y el desarrollo del Tratado de Lisboa hubieran sido dos líneas maestras de cualquier presidencia que se desarrollase en este semestre.

La situación española, ciertamente difícil, no hubiera valido como argumento para excluir la economía de la agenda; de haberlo hecho, habría constituido más bien un motivo de reproche. Como tampoco es correcta la idea de que el Tratado de Lisboa entró en vigor con todos los problemas de su desarrollo resueltos, por lo que no merecía la pena haber seleccionado esta prioridad. Antes por el contrario, lo que vaya a dar de sí el Tratado se decidirá en buena medida durante estos primeros meses, y el Gobierno español merece reconocimiento por haber puesto a Europa por delante y renunciado a un efímero protagonismo en favor de la consolidación de las nuevas instituciones.

Zapatero señaló la energía como uno de los ejes fundamentales del semestre español. Habló, en concreto, de la creación de un mercado energético único que contribuyese a reducir la dependencia europea, fijando como objetivos la interconexión de los sistemas nacionales y la creación de un regulador común. Y aunque añadió en el capítulo dedicado a la economía algunas otras notas como la apuesta por el desarrollo de la sociedad digital y por la economía sostenible, lo cierto es que la unificación del mercado energético destacó sobre todo lo demás. Como algunos miembros de la Unión tuvieron ocasión de comprobar el pasado invierno, la excesiva dependencia de países como Rusia puede traducirse en precariedad, además de limitar la acción internacional de los Veintisiete.

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Al margen de la economía y del desarrollo institucional, Zapatero se refirió en su discurso a las relaciones exteriores de la UE y a la ciudadanía europea. Durante este semestre, los Veintisiete mantendrán reuniones de alto nivel con las principales potencias mundiales y con algunos de los países que, como Marruecos, no sólo son prioritarios para la Unión, sino también para la diplomacia española. El presidente se limitó a reiterar su voluntad de actuar coordinadamente con la Alta Representante, y es la posición que correspondía.

En materia social, por último, Zapatero se comprometió a impulsar un pacto social en el seno de la Unión y a combatir la violencia de género a escala europea. Lejos de diseñar un programa anodino, el presidente del Gobierno español identificó adecuadamente las prioridades que impone la realidad europea y abrió juego hacia algunas de las banderas políticas que, en el plano interno, viene levantando desde hace años su Ejecutivo.

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