Pobreza espiritual
El recientemente nombrado obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, afirma que hay males mayores al terremoto de Haití, como nuestra pobreza espiritual. Semejante barbaridad, teniendo en cuenta que según la Cruz Roja han podido morir entre 50.000 y 60.000 personas, sólo es comparable a la torpe afirmación de Benedicto XVI sobre la idoneidad de los preservativos en una África que muere de sida.
Con estos dirigentes no es de extrañar que las iglesias estén vacías, las vocaciones brillen por su ausencia y las parroquias de los pueblos sean gestionadas por personas laicas de buena fe.
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