Otra muesca en la reforma del Manzanares
El histórico Puente de Toledo, levantado en el siglo XVII por orden de Felipe IV, se puede recorrer de nuevo tras un lavado de cara. El exterior se ha restaurado, cuenta con un sistema de iluminación nocturna y la estructura se ha asegurado con 50 toneladas de hormigón. Un paso más en la ejecución del proyecto Madrid Río, que pretende convertir la inhóspita ribera del Manzanares en un parque con zonas verdes y de ocio para el uso de los madrileños, aprovechando la superficie que quedó libre con el soterramiento de la M-30. El tramo que se presentó ayer llega desde el Puente de Toledo hasta el Puente de Praga, donde se han creado aceras en ambas direcciones con tres metros de ancho y carriles adaptados para bicicletas. Entre los dos puentes, en el flanco sur del río, se ha construido un parque con 900 árboles y 18.000 arbustos. Un despliegue verde que el Ayuntamiento de Madrid ha bautizado con el nombre de Salón de Pinos.
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