'Burkas' para las meninas
Francisco Bella pone su arte a luchar por la dignidad de la mujer
Toparse con una menina de Velázquez que luce un muro de madera en el rostro es, cuanto menos, provocador. "Los burkas que no se ven son los peores", denuncia el artista Francisco Bella (Almonte, Huelva, 1962) cuya última serie, El burka: La mirada de los símbolos, se expone en la sala París de Huelva. La muestra, con una veintena de meninas como telón de fondo, pretende crear, en palabras de Bella, "un espacio de reflexión sobre los obstáculos que debe superar la mujer en la sociedad actual".
La exposición ofrece también cinco esculturas del artista cubano Jorge Leiva: meninas de hierro en diferentes tamaños realizadas sobre un diseño de Bella. Se trata de "una recreación de la recreación", añade el pintor.
El artista y senador expone en Huelva su revisión de la gran obra de Velázquez
Con colores llamativos en sus vestimentas, que contrastan con la seriedad de la denuncia, los rostros de todas las infantas están cubiertos con pequeñas piezas, que aluden a las opresiones de género. Una lleva un símbolo de euro (esclavitud del dinero), otra el Congreso de los Diputados (metáfora del poder) o un collage, entre otros, de ojos y bocas, que plasma el sometimiento de algunas mujeres, todavía, al "qué dirán" de los demás.
Llama la atención la menina oprimida por un coche de bebé. "La maternidad se ha usado como restricción de la mujer, como si sólo sirvieran para tener hijos", denuncia el artista. "Los burkas no son trozos de tela. Están en todas partes, en nuestra vida cotidiana", continúa. Los pequeños elementos de madera están superpuestos en los lienzos, lo que hace pensar "que no forman parte del ser que habita el cuadro", como señala el comisario de exposiciones, Juan Bautista Cáceres.
Esta serie le ha llevado dos años a este artista polifacético, que compagina su obra con sus obligaciones políticas como senador socialista y alcalde de la localidad onubense de Almonte. "El AVE regala un tiempo muy valioso de inspiración. Es un lugar magnífico para pensar", cuenta Bella. Sus continuos viajes a Madrid le permiten reflexionar sobre nuevos conceptos, técnicas y ejecuciones.
El colorido de la muestra -naranjas, amarillos y verdes- contrasta con la oscuridad en la que viven algunas mujeres. Es un efecto buscado.
"Se trata de un mensaje contundente expresado de forma amable. Así funcionan los mecanismos del arte", reflexiona Bella. Al otro lado de la sala, se exponen 13 obras de gran tamaño. Se trata de una colección de rosas gigantes, flanqueadas por dos figuras con un burka, esta vez con una rejilla de hierro pintado. Otro disparo a la emoción. "Todas estas opresiones simbólicas impiden ver a la mujer con toda su dignidad", añade Bella.
El artista parte de un cartón grueso pegado en madera sobre el que se aplica cemento con pigmentos naturales. Bella emplea además telas de colores cortadas en círculos y pintura en trazos gruesos. El resultado es un collage colorista con el que, según el artista onubense, "se consigue el efecto deseado".
Bella define la complejidad de ser mujer a través del contraste ante la femineidad y delicadeza de las meninas y la crudeza de una censura que les impide desarrollarse como personas. "Hay que mirar a través de los burkas, los visibles y los invisibles, traspasarlos, descubrir quién hay detrás, ir más allá", concluye el pintor.
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