Hacienda atrapa el 'gordo' de El Niño

Los vecinos de Castelldefels (Barcelona) le dieron ayer una alegría de 106 millones de euros a la Hacienda pública. De las 60 series del gordo de El Niño (58.588) enviadas a la administración número 1 de esta localidad, sólo se vendieron siete. Es decir, lo que podría haber sido un diluvio de 120 millones sobre Castelldefels, se quedó en una ligera ducha para sólo 84 agraciados que se repartieron 14 millones. Pocos habían confiado en el número 58.588.

"Cuando lo he visto por la tele, le he dicho a mi marido: 'Qué número tan feo, ¿quién lo habrá comprado?' ¡Y lo tenía yo!" celebraba Paca, de 58 años, dueña de una panadería. "¿Feo? ¡Mira tú qué feo!", se burlaba David, décimo en mano, para celebrar su suerte. Él fue de los primeros agraciados en llegar a la administración que vendió los boletos, en la que se reunían un centenar de curiosos que, a falta de premio, se contentaban con probar el cava que se abrió la celebración.

Las arcas públicas se quedan con un buen pellizco de los 710,9 millones recaudados con el sorteo, en una edición de El Niño que por segundo año consecutivo ha notado la crisis. Las ventas han sido un 6,7% inferiores a las de 2009, año en el que ya bajaron un 2,05% respecto a 2008. Tarragona ha sido la única provincia del país donde las ventas han subido.

Marcial, uno de los afortunados, era el encargado de comprar un número para el sorteo a repartir entre 11 amigos. En Navidad le gustó el 77.607, que ganó un quinto premio en la administración de Sort, y una parte se destinó al sorteo de ayer: "Para el Niño me volvió a tocar hacer la compra. Como salió el 77, me gustó éste, que acaba en 88", explicó con una lógica aplastante. "Doblemente premiados, gracias a él", le felicitaba Marta, una de sus amigas. "Busqué el ocho, y a última hora de ayer lo encontré", decía José sin poder reprimir el llanto: "Los 200.000 euros me irán bien para poder ayudar a mi madre. Soy muy feliz".

Pese a ser pronto para decidir qué hacer con el dinero ganado, la mayoría de premiados pensaba ya en regalarse un buen viaje. "Es un pellizco que iremos administrando poco a poco, pero lo primero que haremos será irnos a tomar el sol", expresó Elvira, que comparte el número con unos amigos de Almería.

José Suñé, el administrador de la sucursal, pasó la mañana entre felicitaciones y entrevistas, contento por haber repartido la suerte. "Lo he vendido en ventanilla, la mayoría, a gente conocida que viene a menudo a por su décimo. Es una satisfacción dar una alegría a los clientes de siempre", subrayó, antes de lamentar los pocos décimos vendidos. "Son cosas de la gente. No le gusta el número, y no lo quiere comprar", explicaba.

"Pero al final todos pueden tocar", añadió. Su administración de lotería, la más céntrica y antigua de Castelldefels, ya había repartido un cuarto premio del sorteo de Navidad y un segundo del Niño cuando el local lo regentaba la abuela de Suñé. Con 98 años, ayer pudo ver a su nieto volver a repartir la suerte.