El festival más alegre de Almagro
El segundo premio deja 60 millones de euros en la localidad manchega
"Han venido algunos asociados llorando después del sorteo porque están en paro o con dificultades y hacía semanas que no nos podían pagar el décimo. Pensaban que no se lo íbamos a dar". María Dolores se lleva las manos a la cara mientras las lágrimas se desbordan. "Se los hemos dado a todos, ¡cómo no se los íbamos a dar! Son gente muy humilde, con mucha necesidad, parados... Ves a gente tan necesitada tan feliz... El pueblo lo necesitaba mucho". María Dolores ha repartido desde el bar San Francisco, un minúsculo local donde ayer se apiñó una treintena de nuevos millonarios, 35 de las 60 series del segundo premio, que ha recaído íntegramente en esta localidad manchega de 9.000 habitantes. El local lleva desde el mismo día de su inauguración, hace 23 años, jugando al mismo número, machaconamente, semana a semana; pero nunca antes María Dolores había soñado con él. Hasta hace tres días. El 42.653 apareció claramente ante ella. "José, he soñado con el número", le dijo a su marido, José Antonio. "Pero ¡con el número entero! ¡Es que lo vi clarito!". Él contestó: "No digas tonterías".
Almagro, conjunto histórico, la segunda ciudad más visitada de Castilla-La Mancha (200.000 turistas al año) después de Toledo, cuna de un festival de teatro clásico de fama mundial, con las mejores berenjenas del mundo, y ahora repleto de millonarios. "Lo que queráis, tenemos dinero por tuberías", grita a los periodistas un hombre con edad de jubilado y que pasa veloz en bicicleta. El Niño ha dejado entre los muros de las casitas blancas de dos pisos 60 millones de euros (casi 10.000 millones de pesetas). "El presupuesto municipal de casi 10 años", apostilla el alcalde, Luis Maldonado (PP), que lleva sólo dos años en el sillón municipal; justo el periodo en el que la crisis ha azotado a sus vecinos con más virulencia. El premio es el maná que de forma directa o indirecta aliviará la situación de más de un millar de personas asfixiadas por el paro y la crisis. Especialmente en el sector servicios y en los sectores que aportaban más ingresos: la construcción, la industria del mueble y la metalúrgica. Encarnación conoce bien esta situación. Su marido está en paro desde hace casi un año. El premio (100.000 euros) ha llegado justo cuando se estaban acabando los ahorros de la familia, de cuatro miembros. Cuando se le pregunta a Encarnación el regalo que le gustaría hacerse, su cara enrojece y saltan las lágrimas. Muy emocionada, explica que sólo una vez ha visto el mar: hace 29 años, cuando se casó. "Me gustaría volver a verlo".
A alguno de los agraciados les delatan sus botas embarradas. "A nosotros nos ha pillado oyendo la radio y recogiendo aceituna", explica Luis González. José Antonio González tenía previsto cerrar hoy el bar durante una temporada, por problemas de salud: una hernia discal y diabetes pero, curiosamente, con tres décimos en el bolsillo ("creo que son unos 60 millones de pesetas") echó ayer el cierre jurando que hoy el San Francisco volvería a poner cañas.
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