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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Revisión verde

Francia tendrá que idear una 'tasa del carbono' no discriminatoria y de mayor eficacia

No son buenos tiempos para la lucha contra el cambio climático. Tras el fracaso de la cumbre de Copenhague de diciembre, que terminó sin compromisos internacionales para recortar emisiones de gases de efecto invernadero, la justicia francesa ha rechazado la llamada tasa del carbono, un impuesto sobre los combustibles fósiles, medida que completaba el plan medioambiental lanzado por el presidente francés Nicolas Sarkozy a los pocos meses de llegar al Elíseo. En ambos casos, a la lucha contra el calentamiento global le toca esperar.

El Consejo Constitucional francés vetó el martes (tres días antes de su prevista entrada en vigor) este nuevo impuesto por considerarlo injusto e ineficaz. Quedaban exentas más de la mitad de las emisiones. En efecto, la ambición del proyecto fue reduciéndose a medida que los sectores involucrados protestaban sobre su aplicación, así que ni la industria pesada sometida al sistema europeo de intercambio de emisiones ni la electricidad estaban obligadas a pagar el nuevo impuesto. Respecto a la industria pesada, los jueces alegan que ese intercambio es gratuito hasta 2013, por lo que era injusto que quedase exenta. Sobre electricidad muchas voces consideraban la medida un regalo a las nucleares.

De la ineficacia de la medida ya advirtieron los expertos que participaron en el proyecto. Propusieron una tasa de 32 euros por tonelada de CO2, pero ésta quedó reducida a 17 euros. Aunque su finalidad no era recaudatoria (una parte se desviaría a aliviar las cargas del trabajo), lo cierto es que la previsión de que el Estado ingresara hasta 9.000 millones de euros adicionales quedaba recortada a menos de la mitad con la norma aprobada.

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La tasa del carbono es una medida de inspiración escandinava que lleva ya casi dos décadas en vigor y su aprobación en Francia fue saludada por la UE y varios mandatarios, como el presidente del Gobierno español, que la ven como el camino inexorable hacia un consumo energético más caro, responsable y sostenible.

La buena noticia es que el varapalo judicial al plan francés no cuestiona el fondo de la cuestión. Más bien rechaza la medida por corta y desigual. La respuesta del Gobierno, que ha prometido revisarla, dará la medida del compromiso de Sarkozy contra el cambio climático y su apuesta por la fiscalidad verde, que él mismo calificó de revolucionaria.

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