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Un ataque suicida contra una base de la CIA en Afganistán mata a ocho civiles de EE UU

Un terrorista suicida hizo explotar ayer la carga explosiva que llevaba adherida al cuerpo en el interior de una base militar afgana utilizada por la CIA, en el que supone el ataque más cruento sufrido en ocho años de guerra por el personal de inteligencia estadounidense desplegado en la región.

En el atentado, perpetrado en la base de operaciones de Chapman, en la provincia oriental de Khost, cerca de la frontera con Pakistán, han fallecido al menos ocho estadounidenses, según informó la edición electrónica de The Washington Post citando fuentes oficiales.

El atacante logró esquivar la seguridad del complejo y, ya en el interior, detonó un cinturón con explosivos hiriendo, además, a otras ocho personas, varias de ellas de gravedad. Funcionarios del Gobierno de Estados Unidos han confirmado que todos los muertos y heridos son civiles.

"Ésta es la pesadilla que hemos estado esperando desde que entramos en Afganistán e Irak", afirmó John E. McLaughlin, ex responsable de inteligencia que ahora presta ayuda a los hijos de empleados la CIA que pierden la vida durante el desempeño de su trabajo. "Nuestra gente está a menudo fuera de la línea del frente, sin protección de la fuerza adecuada, y ponen sus vidas, literalmente, en peligro".

Por otra parte, cuatro soldados y una periodista, todos ellos de nacionalidad canadiense, perdieron ayer la vida por la explosión de una bomba al paso del vehículo blindado en el que viajaban en Kandahar, anunció esta madrugada el jefe del contingente canadiense en Afganistán, general Daniel Ménard, quien no precisó la identidad de las víctimas.

La televisión pública CBC informó, sin embargo, que la periodista muerta es Michelle Lang, del diario Calgary Herald. Se da la circunstancia de que para Lang se trataba de su primera misión en Afganistán.

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El anuncio de este suceso, que eleva a 138 el número de militares canadienses muertos en Afganistán, provocó consternación en Canadá. Este país tiene desplegados unos 2.800 militares en la región de Kandahar, bastión talibán al sur de Afganistán.

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