La falta de financiación amenaza el futuro del 80% de los armadores
La crisis mantiene a los armadores "con la soga al cuello". La llamada de socorro ayer fue de la Confederación Española de Pesca (Cepesca). En el mismo sentido ya se había pronunciado desde Vigo el presidente de la Cooperativa de Armadores (Arvi), Javier Touza: "El 80% de empresas asociadas, y me quedo corto, tienen problemas de circulante", se queja.
Las empresas no cubren costes y reiteran la necesidad de poner sobre la mesa cantidades ingentes de dinero para que los barcos salgan de puerto. ¿La consecuencia? Buques que permanecen más tiempo en tierra que navegando. "Por exigencia de las entidades bancarias, los armadores se han visto obligados a dar garantías personales e incluso a enajenar sus bienes personales". Así las cosas, los barcos "parados no están, pero ¿a costa de qué?", pregunta Touza.
Las empresas no pueden devolver créditos derivados del precio del gasoil
Los empresarios dicen estar asumiendo "unos riesgos enormes, principalmente por parte de pequeñas sociedades donde el propio armador es el patrón del barco. "Responden a ese perfil el 95% de las empresas de la cooperativa", explica el portavoz de Arvi, "el resto serían excepciones puntuales".
Sus dificultades se originaron en 2005, cuando la Administración concedió una serie de préstamos por la subida del combustible. "Ahora llega el plazo de pagarlos y muchas empresas tienen grandes problemas" por eso se está negociando con el ICO la posibilidad de prorrogar esos préstamos durante unos años.
Por otra parte, hay empresas "que quieren desguazar los barcos y liquidar deudas, pero hay quien debe más que el valor de esos desguaces". Y la solución de vender las embarcaciones, aun habiendo potenciales compradores interesados, a menudo se frustra también por la falta de "financiación bancaria".
Algunos armadores ni siquiera tienen recursos propios para que los barcos puedan pescar. "Según sale un barco ya antes de partir tienes que suministrarle gasoil, que se paga en efectivo, tienes que comprar víveres y pertrechos y todos los meses mandarle dinero a las familias", explica Touza.
Desde ARVI se intenta "sensibilizar" a las entidades financieras porque "si quieren ayudar, éste es el momento". Ahora habrá que ver cuál es el interés de la banca en admitir este tipo de ayudas que se resumen en dos vertientes: "Darnos más plazo para los préstamos del gasoil y, por otra, que las ayudas de la Administración estén destinadas a circulante, no a refinanciar pasivo". A mayores, insisten en la necesidad de darle valor añadido al producto.
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