Hacia otro lenguaje
Lo que está ocurriendo en el deporte va a terminar por agotar las, teóricamente, ilimitadas posibilidades del lenguaje. La prensa deportiva abusa, es verdad, de los superlativos, pero es que hay que ver lo que ha ocurrido este año para aceptar que todo ese entusiasmo tiene razón de ser. Un grupo de deportistas españoles ha participado en la encuesta sobre "los mejores del año" que EL PAÍS organiza desde hace un tiempo a finales de diciembre. Es un juego más, propio de estas fechas, pero sirve para mirar hacia atrás y volver a recordar las hazañas que se esconden detrás de unos simples nombres y una escueta cantidad de votos.
Mejor deportista español: Pau Gasol, 31 votos. Mejor deportista mundial: Usain Bolt, 47 votos. Deportista revelación: Pedro, 22 votos. Acontecimiento del año: los seis títulos del Barça, 21 votos. Habrá que aceptar que cada lista es siempre arbitraria y que cada año se tiene la impresión de que lo ocurrido durante los últimos 365 días fue lo máximo. De acuerdo, todo es artificial y cada año es el mejor.
Pero ahora toca explicar por qué este año ha sido de verdad el año. En primer lugar porque es el que está más cerca del presente y el presente es el lugar por excelencia donde tiene sentido el deporte. Los éxitos del 2009 están ahí, frescos, se los toca con la mano: tienen su grandeza intacta y conservan el alto voltaje de su fulminante electricidad. Vean si no a Gasol, ese hombre que ha hecho de la superación y la constancia dos marcas de fábrica que le han permitido conducir a la cima a la selección española y a los Lakers, su equipo de la liga de baloncesto más competitiva del mundo. Observen a Bolt, que parece despreciar con una sonrisa olímpica la vertiginosa velocidad de sus piernas, capaces de romper la barrera del sonido. Y ahí está la humildad del recién llegado, Pedro, que tuvo un papel fundamental en esos seis títulos que el Barça ha conquistado en una temporada.
Romper todos los límites. Conquistar otras galaxias. Derribar las últimas barreras, dinamitar los cronómetros, imponerse a cada nueva limitación. Tal como están las cosas, y con el vocabulario a punto de agotarse, conviene probar otros caminos. 2009 fue un año buahhh, buffff, brrrrr, uhmmm, sssss, tttt... total.
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