_
_
_
_
_
Atentado frustrado en Detroit

"Creí que iba a volar el avión y no lo pensé dos veces"

EE UU considera un héroe al cineasta holandés que neutralizó al terrorista

Isabel Ferrer

Si los actos heroicos son fruto del arrojo y de una oportuna lucidez, y si la unión hace de verdad la fuerza, el relato humano del atentado frustrado de Detroit ejemplifica a la perfección ambos supuestos. En este caso, el papel de héroe principal le corresponde a Jasper Schuringa, un pasajero holandés de 32 años. Iba sentado en la butaca 20 G, al otro lado de la misma fila que Umar Farouk Abdulmutallab, el ciudadano nigeriano sospechoso de preparar una explosión a bordo del vuelo 253 de la compañía Northwest Airlines operado por Delta.

Al ver el fuego, el ciudadano de Amsterdam saltó sobre los cuatro viajeros del centro y se abalanzó sobre él. "Ese hombre tenía la pierna ardiendo y me asusté. Creí que trataba de volar el avión, así que me lancé para pararle", ha dicho desde Miami, adonde siguió vuelo después de aterrizar. Director de cine, bien parecido, en buena forma y con un inglés aceptable, Schuringa fue entrevistado enseguida por la cadena CNN. La televisión estadounidense quería que completara con su versión una imagen exclusiva tomada a bordo con un teléfono móvil. Muestra la detención de Abdulmutallab por la policía dentro del aparato.

"Había fuego y pedí agua a gritos. Los pasajeros lanzaron la de sus botellines"
"Le llevamos entre todos a la parte delantera. Todos hemos sido héroes"
Más información
Obama ordena revisar la seguridad aérea
La familia del terrorista de Detroit comunicó su desaparición a las agencias de seguridad
La secretaria de Seguridad Nacional de EE UU admite que falló el sistema de seguridad en el vuelo de Detroit
EE UU suspende el envío de presos de Guantánamo a Yemen

Quitándole importancia a lo que había hecho, el holandés recordó su primera visión del fuego, que llegaba al techo, saliendo del cuerpo del sospechoso. También el impulso irrefrenable que le llevó a intentar apagar las llamas con las manos, y a buscar el posible explosivo al comprender que se trataba de un atentado. "Había fuego bajo el asiento y pedí agua a gritos. El sujeto tenía los pantalones rotos y algo pegado a su pierna. La tripulación vino con un extintor, y otros pasajeros lanzaron la de sus botellines para sofocar el incendio. La gente gritaba, y conseguimos pararle. Luego lo cogí por la cabeza y le llevamos entre varios a la parte delantera. Allí estuvo hasta el aterrizaje. Aquí hemos sido todos unos héroes", reconoció ante las cámaras.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Al final de su intervención, y casi pidiendo disculpas, sólo dijo que esperaba pasar "unas vacaciones tranquilas en Miami, con mis amigos", que a eso había ido.

Lo que Schuringa no recordaba, lo fueron contando otros pasajeros a medida que iban desembarcando. Parece que Abdulmutallab estuvo unos 20 minutos en el baño poco antes de llegar a Detroit. A su regreso, dijo que tenía una descomposición intestinal y se puso una manta sobre las piernas. Todo sin llamar la atención. Poco después, sin embargo, empezaron los gritos. "Yo estaba en la parte de atrás del avión y oímos unas voces. La tripulación corría por los pasillos, y al ver los extintores y la expresión del personal del vuelo, comprendimos la gravedad de los hechos", recordó Richelle Keepman, una pasajera holandesa. Otra viajera dijo que el sospechoso "tenía toda la pierna quemada". Sólo en un punto difieren los recuerdos de Jasper Schuringa y los de varios viajeros. El holandés dijo que el sospechoso "no hablaba y parecía en trance a pesar de estar quemándose". Según otras versiones, "se levantó forcejeando y gritando algo sobre Afganistán".

En su tierra, la actuación del "héroe holandés" ha merecido una respuesta contenida. Sus padres, muy orgullosos, aún no han podido superar el susto por lo que hubiera podido suceder. "No queremos ni pensarlo, si en un segundo todo cambia y llega a haber una explosión a bordo", han reconocido.

En plenas vacaciones navideñas, la palmada en la espalda de carácter institucional ha corrido a cargo de Wouter Bos. Superministro de Hacienda y primer ministro en funciones, llamó a Jasper Schuringa para transmitirle "el reconocimiento del Gobierno por el papel que había jugado en el incidente". Un sobrio cumplido criticado por la oposición liberal de derecha (la coalición en el poder la forman democristianos, socialdemócratas y calvinistas). Ivo Opstelten, presidente liberal, ha lamentado que las autoridades "no den la cara e informen mejor a la población", para evitar la desconfianza general.

El ciudadano holandés Jasper Schuringa, en una imagen tomada de su entrevista en la cadena CNN.
El ciudadano holandés Jasper Schuringa, en una imagen tomada de su entrevista en la cadena CNN.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_