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Indignación en México por la sangrienta venganza del 'narco'

Cuatro de tenidos por la matanza de la familia de un militar

Salvador Camarena

Una ola de indignación se ha desatado en todo México por la saña del narcotráfico contra la familia del infante de Marina Melquisedet Angulo Córdova, única baja de las fuerzas militares en el enfrentamiento, el miércoles de la semana pasada en Cuernavaca, en el que murieron el narcotraficante Arturo Beltrán Leyva y seis de sus cómplices.

Las autoridades del Estado de Tabasco informaron ayer de la detención de cuatro presuntos miembros del cartel de los Beltrán Leyva vinculados a la matanza, que se cobró la vida de la madre, la tía y dos hermanos del militar (otra hermana está ingresada con pronóstico reservado). Las autoridades confirmaron también, sin dar más detalles, la implicación en el crimen de policías municipales de Tabasco.

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En el escenario del crimen se recogieron decenas de casquillos de fusiles de asalto R 15 y AK 47. Los investigadores sospechan que el crimen pudo haber sido cometido por Los Zetas, un cartel extremadamente violento, aliado de los Beltrán Leyva y asentado en Tabasco. El caso correrá a cargo de la Procuraduría (fiscalía) General de la República, según anunció Fernando Gómez Mont, titular de la Secretaría de Gobernación (Ministerio del Interior).

Los analistas mexicanos cuestionan ahora si el Gobierno subestimó la reacción de los delincuentes y si la venganza se debe sólo a la muerte del capo del narcotráfico o fue desencadenada por la posterior manipulación de su cadáver, que fue fotografiado cubierto de billetes.

La opinión pública también se cuestiona en qué medida los medios de comunicación han contribuido a la tragedia al difundir nombres y fotografías de los familiares que participaron en el funeral del infante de Marina, que fue sepultado apenas ocho horas antes de que en la medianoche del lunes un grupo de sicarios perpetrara la matanza.

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Hasta el 15 de septiembre de 2008 -cuando en plena festividad cívica de la independencia mexicana grupos criminales lanzaron granadas contra el gentío reunido en una plaza de Morelia, en el Estado de Michoacán, causando la muerte de ocho personas-, los distintos carteles se habían limitado a atacar a sus rivales y a las fuerzas de seguridad, pero nunca a la población civil. Con los asesinatos de los familiares del infante de Marina, los mexicanos se preguntan si se están enfrentando ya a una amenaza de terrorismo indiscriminado. El Congreso y la Iglesia católica han instado al Gobierno del presidente Felipe Calderón a no bajar la guardia.

[Un grupo de narcotraficantes atacó con granadas la noche del martes un tribunal, una base aérea y un centro municipal en Ciudad Obregón (Estado de Sonora, norte de México) en venganza por la muerte del capo Beltrán Leyva, informa la agencia Efe. Los agresores sólo causaron daños materiales.]

Miembros de una unidad especial de la Marina portan el ataúd de una de las víctimas de la matanza.
Miembros de una unidad especial de la Marina portan el ataúd de una de las víctimas de la matanza.REUTERS

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