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Reportaje:

Monos, felinos y pájaros carpinteros cambian un almacén por las vitrinas

El Museo de Ciencias sigue el proceso de recuperar sus fondos abandonados

Una nueva sala abrió ayer al público en el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Lo que antes era un almacén repleto de cajas apiladas y estanterías desordenadas ahora es una sala cilíndrica con anaqueles y vitrinas en los que se exponen 1.200 ejemplares naturalizados de casi 1.000 especies de aves y 200 de mamíferos.

Monos, felinos, roedores, pájaros carpinteros, aves rapaces y patos, entre otros, aparecen apiñados, pero no en desorden, con las etiquetas que les identifican y que definen su origen envueltas en plásticos. El visitante no llega a ver el nombre de la especie porque la intención de la muestra es representar un "almacén visitable", con la luz y la temperatura justa (más fría que en el resto de salas) para recrear las mejores condiciones de conservación. Pero sin la precisión que tienen otros animales repartidos por las instalaciones de este centro adscrito al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Casi todos los ejemplares fueron restaurados por taxidermistas
Anfibios y reptiles serán los próximos en ser mostrados al público

Esteban Manrique, director del museo, señala que el siguiente paso será "montar una pantalla en una zona de paso de la estancia, a través de la cual cualquier interesado podrá informarse más sobre el origen y la biología de cada una de las especies expuestas". Incluso se baraja la posibilidad de que cada animal disponga de un chip electrónico en su peana, desde el que se emita información para descargar al instante en los móviles de los visitantes. De momento, un pequeño monitor muestra parte de esta información en algunas de las especies.

Todo son buenos propósitos dentro de un museo que aún acusa -"para bien", comentan muchos en el centro- las repercusiones del reportaje que hace dos años mostraba en El País Semanal el lamentable estado de algunas de las colecciones no expuestas, principalmente aquellas que se hacinaban en unas naves de Arganda del Rey, donde ocupaban también retretes y duchas de edificios antiguos del CSIC. Parte de los animales que se encontraban en "almacenes deplorables" son las que ahora están en el "almacén visitable". A principios de 2008 hubo un intento de acomodar parte de estos fondos en una muestra denominada Mirada al interior, pero no acabó de cuajar.

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Una de las razones fue la imposibilidad de contar con los medios necesarios para transportar, limpiar, arreglar y acondicionar los miles de ejemplares completos. "Ahora la mayoría de los ejemplares se mandaron a un estudio de taxidermia especializado para que los limpiaran y restauraran", explica Manrique, quien recuerda que "sólo este proceso ha llevado más de año y medio, entre otras cosas porque hay que tratar con sumo cuidado muestras que en algunos casos tienen 150 años". Algunos proceden de la Comisión Científica del Pacífico, realizada entre 1862 y 1866 y que fue para el museo la aportación de uno de los fondos más valiosos, tanto en especímenes como en documentos gráficos y escritos.

Desde la dirección del museo también insisten en que, a pesar de este esfuerzo, la superficie expositiva siguen sin mostrar más allá del 1% de todo lo que atesora, y concretamente el 2% de toda la colección de aves y mamíferos. La próxima remesa para ser mostrada al público será la formada por anfibios y reptiles (ahora en proceso de restauración) y más adelante la reapertura del edificio de geología y sendas muestras que conmemoran el centenario del museo en su ubicación actual y el Año Internacional de la Biodiversidad, que se celebra en 2010.

Con dichas exposiciones llegará una ballena de tamaño natural cedida por la Junta de Andalucía, algo que, visto el espacio disponible, cuesta creer que pueda entrar en las dependencias.

Manrique no oculta la necesidad de conseguir un museo capaz de albergar algo más del 1% de los ocho millones de ejemplares, restos y documentos de sus colecciones zoológicas, paleontológicas y geológicas. "No veo por qué no se puede acometer una reforma a lo grande como se hizo con el Museo del Prado; al fin y al cabo estamos hablando de un museo nacional con investigaciones y colecciones únicas en el mundo", afirma.

Con todo, da lástima comprobar cómo uno de los mejores ejemplos de naturalización de lobo marsupial (especie ya extinguida) que existen en el mundo está medio escondido bajo una escalera, entre el tránsito de una sala a otra y con una iluminación rácana, cuando sólo la historia y la representación de la especie se merecen una estancia bien destacada. "Se ha mejorado y hay un cambio de actitud", confirman desde dirección, pero se nota que el presupuesto continúa sin dar para muchas alegrías expositivas. "Apunta que seguimos necesitando patrocinios para hacer cosas grandes de verdad aquí", sueltan conservadores y responsables de exposiciones a la menor ocasión.

El Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) abre todos los días excepto los lunes, el 1 y el 6 de enero. La entrada general cuesta 5 euros.

Una visitante fotografía a los diversos animales expuestos.
Una visitante fotografía a los diversos animales expuestos.ÁLVARO GARCÍA

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