...Y Messi marcó con el corazón
El argentino será nombrado mañana por la FIFA el mejor futbolista del mundo
La pelota le llegó tocadita, perfecta para el remate y otro le hubiera pegado de cabeza. Messi no, de cabeza ya le pegó en Roma, el día que se le salió la bota y el Barcelona logró la Champions y, con ella, el triplete. Ayer, se inventó el gol con el pecho. O con el corazón. Le enseñó la espalda a Verón y a Cellay y el pecho al balón. Y Albil se quedó mirando la pelota, que entró. "Me quedó allí y pensé en asegurar, eso es todo. Le pegué con el pecho y con el corazón", resumió el argentino. Y entonces, Messi corrió con la cara rebosando felicidad. Le abrazaron sus compañeros y, cuando salió de esa piña, levantó los brazos al cielo por su abuela, por doña Celia. Y se acabó. Lo que no pudo hacer nunca nadie, lo hizo ayer el Barcelona de Guardiola: en un año, seis títulos. Todos. Y en todos, Messi. En la Liga, (23 goles, dos en el Bernabeu, 31 partidos); en la Champions (12 partidos y, con el de la final, nueve goles); en la Copa del Rey (ocho participaciones y seis goles, uno en la final de Valencia el día que empezó la colección de títulos contra el Athletic).
Goleó ayer como antes lo hizo en la final de Roma, en la de Copa, en el 2-6 al Madrid...
"Ayuda en todo, en ataque y en defensa, es mucho más que sus goles", dice Valdés
Leo volvió de vacaciones como se fue, enchufado, y en el duelo contra el cuadro bilbaíno por la Supercopa de España jugó los dos partidos y metió dos goles en la vuelta. No marcó en Mónaco, en la final de la Supercopa de Europa, contra el Shakhtar Donetsk, pero le dio el pase a Pedro y ese pase era medio gol. Y ayer, en el minuto 110 de partido, en la prórroga, con los pincharratas exhaustos, apareció para gritar el último gol de un año inolvidable.
El Barcelona es campeón del Mundo. Y Messi, que hace unos días recibió el Balón de Oro y ayer fue elegido mejor jugador de la final, recibirá mañana en Zúrich el premio al mejor jugador del planeta que concede la FIFA. Difícilmente es discutible la jerarquía de ése al que llamaron La Pulga cuando corría por las calles de Rosario, donde nació, y por los campos de tierra ya desaparecidos que rodeaban el Camp Nou. Messi le pegó con el pecho, o con el corazón de toda la afición del Barcelona. "Con los pinchas las cosas están bien", dijo la mañana antes del partido, cuando se le preguntó si simpatizaba con ellos, él, que nunca ocultó que su equipo en Argentina es Newell's Old Boys, donde jugó hasta los 11 años.
"Es una suerte tenerle con nosotros. Ayuda en todo, ofensiva y defensivamente. Es mucho más que los goles que mete", le reconoció Víctor Valdés, al que casi le da la risa cuando le preguntaron si, ciertamente, Messi es el mejor jugador del mundo: ¿Tú qué crees?, preguntó entre risas. "Ha hecho un partido fantástico y se entiende muy bien con todos", dijo Guardiola sobre Leo, ése al que sólo le pidió que fuera feliz. Messi le hizo caso y con un golpe de pecho, con el corazón, hizo feliz a todos los culés del mundo. Lo celebró en el campo y lo celebró fuera del campo, donde atinó a decir: "Tendrá que pasar tiempo para valorar lo que hemos hecho, pero es muy grande. Hoy por hoy no nos damos cuenta. Será muy difícil que nadie pueda repetirlo porque ningún equipo lo había logrado". Palabra de Leo.
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